La crisis política que continúa en Venezuela ha alcanzado nuevas alturas desde el estallido a finales de marzo de una oleada de manifestaciones provocadas por la decisión del gobierno de que la Corte Suprema asumiera los poderes legislativos de la Asamblea Nacional. La oposición respondió lanzando una campaña de protestas a nivel nacional contra lo que han denominado “ un golpe de estado a la democracia”, provocando que en una semana el tribunal revocara su decisión. Semanas más tarde, las protestas se han intensificado y el sistema parece haber sido afectado por primera vez en una década. Numerosos representantes de la oposición han sido encarcelados, y al menos tres docenas de civiles asesinados en actos de violencia relacionada con las manifestaciones.
Venezuela sufre una grave crisis económica; el Fondo Monetario Internacional predice que la tasa de inflación pueda alcanzar fácilmente 1,660 porciento en el próximo año, el nivel más alto del mundo.
La delincuencia está por las nubes y el acceso a productos de primera necesidad está limitado; esta es la cara de la normalidad en Venezuela hoy.
Venezuela es un caso de estudio sobresaliente si queremos comprender la forma como el mal gobierno, la corrupción, y la autocracia pueden arruinar el país con la reserva de petróleo más grande del mundo y un enorme capital humano.
La oposición representada por la Mesa de la Unidad Democrática o MUD está sorprendentemente unida a pesar de diferencias en sus plataformas constituyentes y choques entre el muchos de sus lideres más egoístas.
Pero en fin, para acabar con el caos y convertir estas acciones en un verdadero cambio, la oposición venezolana y la comunidad internacional deben aprender unas cuantas lecciones de movimientos pro democráticos exitosos.
1- Los movimientos exitosos tienen una visión y un plan de acción claro. Gandhi quería la independencia de los británicos; el movimiento de los derechos civiles en EEUU exigió la promulgación de legislación contra la discriminación; las revoluciones de colores en los antiguos estados soviéticos lucharon por cambios en sus liderazgos nacionales, y así sucesivamente. Éstos eran todos objetivos tangibles—ofrecían puntos de base sobre de los cuales los activistas podían generar sus estrategias.
Es por eso que pensamos que la oposición venezolana necesita un plan— para saber cómo hará que el régimen se comprometa a organizar elecciones y poder ganarlas, sino también sobre cómo sobrevivir la victoria y prevenir que el país no se desmorone a largo plazo.
2- Los movimientos exitosos tienen que ir dirigidos hacia los pilares de apoyo correctos. El momento crucial de todo movimiento exitoso es cuando ciertas instituciones cambian sus alianzas. Las autocracias siempre están respaldadas por pilares coercitivos. Los pilares en Venezuela son la Corte Constitucional, la policía, y el ejército. Cuando la Corte Constitucional relevó de sus poderes de la Asamblea Nacional en marzo, vimos reacciones rápidas tanto de la oposición como de líderes de países de la región, los EEUU, y Europa pidiendo a los jueces que hicieran lo correcto y revocaran la decisión. La decisión también provocó un disenso sorprendente dentro del régimen chavista: la Fiscal General de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, condenó duramente el fallo. En una declaración pública el 31 de marzo, Díaz enfatizó que era su deber histórico ineludible como ciudadana venezolana y como la máxima autoridad judicial del país denunciar lo que ella llamó la ruptura del orden constitucional de la Corte Suprema. La combinación de reacción de la oposición, la presión internacional y la disidencia leal al régimen provocaron cambios.
Después de enormes protestas de la oposición en 2014, el gobierno de Maduro ha empezado a depender cada vez más de los “colectivos”— paramilitares ideológicamente organizados que intimidan, atacan, roban, e incluso matan a los manifestantes. El uso de esta táctica abrió una ventana de oportunidad para que la oposición comenzara a hablar con personas que servían en las fuerzas militares y policiales, muchas de las cuales probablemente miran a los colectivos con disgusto. Algunos miembros del ejército ya han desertado e incluso han publicado videos de protesta en las redes sociales. Más de 60 fueron detenidos recientemente por supuestas desobediencias.
Pero para desarrollar una estrategia exitosa, la oposición venezolana tendrá que hablar con la policía usando música, abrazos, y flores, y no tirándoles cocteles molotov, piedras e incluso bombas hechas de heces. Puede ser el momento de cambiar a “tácticas de inclusión”— métodos que atraen a una mayor parte de la población en el movimiento. Tomemos como ejemplo los increíbles mensajes de video que el hijo del defensor de los derechos humanos de Venezuela, Tarek William Saab, publicó para su padre en el internet, exigiéndole que “hiciera lo correcto.” Este mensaje fue seguido pronto por una declaración similar del sobrino del viceministro de Defensa de Venezuela, compartido por cientos de miles de personas en redes sociales. Uno de los venezolanos más famosos del mundo, Gustavo Dudamel, director musical de la Filarmónica de Los Angeles, también expresó su opinión recientemente, con una poderosa declaración en redes sociales y con un concierto dedicado a uno de sus discípulos recientemente asesinado en las manifestaciones.
Como los manifestantes serbios descubrieron en la década de 1990, el uso de tácticas ligeras como perseguir a funcionarios con ollas y sartenes, ofrecer flores y música gratis durante una marcha de mujeres, funciona mejor que cualquier “táctica de choque” para incitar deserciones de las fuerzas de seguridad. Cambiar a tácticas de bajo riesgo como boicots y huelgas también disminuye las probabilidades de violencia en las calles. Cada momento que hemos observado denota que la violencia justifica el uso de opresión y reduce el número de participantes potenciales. Las encuestas señalan que los venezolanos quieren un cambio, la clave está en mantenerlos activos y seguros al mismo tiempo.
3- Los movimientos exitosos expanden el campo de batalla y atraen a terceros hacia sus objetivos. La crisis en Venezuela ha causado inestabilidad en la región, resaltando los presuntos vínculos entre el gobierno venezolano, el contrabando de drogas a los EEUU y otros países latinoamericanos.
Adicionalmente, la economía venezolana se hunde rápidamente y el país cuenta ya con la cantidad más grade de presos políticos en América Latina en la actualidad. El régimen está a la defensiva en la región; Venezuela, antes percibido como un líder de una coalición izquierdista antioccidental de América Latina, avisó hace dos semanas que pretende a salirse de la Organización de Estados Americanos (OEA). Brasil, Argentina, y Perú, aliados históricamente fuertes de Venezuela, han exigido que Caracas libere a presos políticos y prevea elecciones libres y justas. El Departamento del Tesoro de los EEUU anunció sanciones contra ocho miembros de la Corte Suprema de Venezuela, incluyendo su jefe, en un esfuerzo por apoyar al pueblo venezolano “en sus esfuerzos por proteger y promover la gobernabilidad democrática.” El presidente venezolano Nicolás Maduro criticó al presidente estadounidense Donald Trump de inmediato, ordenándole que dejara de “entrometerse” en el país sudamericano.
Otros agentes que están interesados en la restauración de la democracia en Venezuela también podrían tener un papel que desempeñar a medida que avanza la situación. Si quieren ser eficaces tienen que entender que las negociaciones, declaraciones y selfies con líderes de la oposición no van a tener ningún efecto. Al contrario, deben centrar sus esfuerzos en investigar y presionar a las personas afiliadas al régimen. Puede ser que Venezuela pronto vea sanciones dirigidas a miembros altos del régimen con antecedentes penales o a miembros que hayan sido acusados de violaciones de derechos humanos. Estas son sanciones de “francotirador” y son más efectivas— apuntan a individuos específicos del circulo interno de los regímenes autoritarios. Han funcionado mucho mejor en el pasado que las “sanciones de escopeta” como las que impuso la comunidad internacional de manera ineficaz sobre nuestro país, Serbia, sobre Iraq durante los años noventa, o en Irán y Libia años más tarde.
Cuando los sobrinos de la esposa del presidente fueron detenidos y enjuiciados por narcotráfico— y cuando los $3 mil millones de dólares de activos relacionados con drogas del vicepresidente de Maduro, Tareck El Aissami, fueron rastreados y congelados— se generó un verdadero impacto. La introducción de sanciones dirigidas— el congelamiento de las cuentas de los aliados de Milosevic en Serbia y la imposición de una prohibición para viajar a más de 800 de ellos para que no pudieran viajar para ver sus hijos que estudiaban en el extranjero en colegios caros— fue el punto de no retorno para muchos ex partidarios del dictador serbio.
4- Muchas veces los movimientos exitosos unen fuerzas con las instituciones religiosas. La iglesia ha sido un pilar muy importante en muchos movimientos exitosos. “Una vez que la gente decide ser libre, nada puede detenerla.” Esta es una cita famosa del Premio Nobel Desmond Tutu, uno de los hombres de fe más prominentes del mundo líder del movimiento no violento de Sudáfrica. Figuras similares incluyen Martin Luther King Jr., el cardenal de las Filipinas Jaime Sin, el cardenal Raúl Silva Henriquez de Chile, o en Polonia, la figura icónica de Jerzy Popie?uszko, “el mensajero de la verdad,” cuyo sacrificio inspiró a cientos de miles de personas a oponerse al régimen totalitario. Movimientos exitosos pueden gestar relaciones productivas con instituciones religiosas cuando éstas defienden la libertad y la democracia. Después de muchas apelaciones de cardenales al Papa Francisco, e incluso “mafiosos afiliados al régimen” interrumpiendo una procesión en la Basílica Santa Teresa y atacando el Arzobispo de Caracas Jorge Urosa Savino, tal vez sea ya la hora de formar una estrategia conjunta para proteger los valores Cristianos de la mano de la Iglesia Católica.
El cambio en Venezuela, aunque en este momento se sienta un estancamiento violento, puede ser más cerca que pensamos. Vivimos en un mundo donde temas como el terrorismo, las crisis internacionales y el creciente populismo están al centro de la atención de todo el mundo, pero puede que sea el momento de poner la democracia, la libertad, y los derechos humanos en la cima de las prioridades globales. Sin estos valores, Venezuela puede volverse un ejemplo trágico de un estado que falló totalmente a pesar de tener todas las razones para tener éxito.
Srdja Popovic líder estudiantil del movimiento Otpor que sacó del poder al sanguinario Slobodan Milosevic y quien se ha convertido en un asesor internacional para liberar a naciones que padecen crueles tiranías