Por Adriana Abramovits
“Sin haberme hecho una placa, el especialista me dijo que tenía una fisura.
— ¿Cómo sabe? —le pregunté.
— Porque te estoy viendo el hueso.
En ese momento me anestesió y me suturó seis puntos. La herida me la provocó una bomba lacrimógena que disparó, a menos de 10 metros, un miembro de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Están tirando a matar y sin los médicos voluntarios, mi historia hubiera sido otra”, cuenta Reinaldo Cardozo, uno de los cerca de mil venezolanos que han resultado heridos en las manifestaciones que comenzaron el 19 de abril.
A corta distancia de Reinaldo se encontraba Roberto López. Estaba grabando un documental sobre la represión cuando súbitamente fue arrollado por un potente chorro de agua proveniente de una tanqueta blindada de la GNB. Estaba en la primera línea y se descuidó, el escudero que lo resguardaba quedó atrás y la manguera le apuntó de frente. Cayó de golpe contra el piso.
“Es como si te dieran una patada. Ni te enteras de que te estás mojando. Es un doloroso impacto que te recuerda que estás casi muerto”. Con hematomas en todo el cuerpo, Roberto fue rescatado por los paramédicos.
Ese día, Reinaldo y Roberto fueron sólo dos de los cientos de heridos que recibió Primeros Auxilios UCV, el movimiento de voluntarios de la Universidad Central de Venezuela. También llegaron pacientes con traumatismo craneoencefálico, ocasionado por la detonación de bombas lacrimógenas e impactos de perdigones.
Con habilidad, rapidez y destreza, los heridos son atendidos por voluntarios de la “Cruz Verde”, apodo que recibió la organización. Están ubicados en puntos estratégicos a los que igualmente llegan funcionarios de la Guardia Nacional cuando sufren alguna lesión. La dignidad de las dos partes merece la misma consideración, dicen sus miembros.
“Nuestra ayuda no entraña mensajes políticos, no defiende una causa y no marchamos en las protestas. Somos más útiles de este lado, cuando ejercemos nuestra profesión en asistencia a quien lo necesita”, expresa Carlos Sambrano, coordinador general de Primeros Auxilios UCV. Esta asociación de estudiantes y egresados de medicina fue concebida durante la ola de protestas antigubernamentales en el 2014 y volvió a activarse este año, en respuesta al saldo de heridos que había en cada manifestación.
En los últimos dos meses, el grupo ha crecido exponencialmente: pasó de 60 a 200 activistas, incluyendo 80 especialistas.
En los conflictos armados, los movimientos de ayuda humanitaria son claves. Durante la Primera Guerra Mundial, las enfermeras fueron la columna vertebral del servicio de salud y, aunque su trabajo fue poco reconocido por la opinión pública, dieron asistencia médica en una de las batallas más sangrientas de la humanidad. En la historia reciente, los Cascos Blancos en Siria son los primeros en llegar tras un bombardeo. Esta organización, que ha auxiliado a 58.000 personas en los últimos tres años, tiene como lema “Salvar una vida es salvar a toda la humanidad”.
En Venezuela, a pesar de que no se habla propiamente de una guerra civil o un conflicto armado, existe la Cruz Verde, los socorristas y nuevos héroes —invisibles— que se enfrentan a la represión violenta.
A esta iniciativa de la Universidad Central de Venezuela se fueron sumando otras universidades, que empezaron a distinguirse con nuevos colores: naranja, los de la Universidad Metropolitana; azul, los de la Universidad Santa María; verde con amarillo, los de la Universidad Católica Andrés Bello, y en el interior del país con otras tonalidades que tienen como finalidad su fácil identificación.
“Todos vamos al psicólogo. Al finalizar una jornada estamos agotados, en estado de shock, porque el cansancio y las emociones diarias nos vuelven locos. Lo que vivimos día a día no es sencillo”, comenta Daniella Liendo, directora de Primeros Auxilios UCV.
A esto se suma que desde hace más de dos años Venezuela vive una aguda crisis por la falta de medicinas, lo que ha llevado a que médicos opositores exijan la apertura de un “canal humanitario” que facilite el ingreso de insumos al país. Estas dificultades han hecho que realicen constantes jornadas de recolección.
A medida que aumentan los días de protesta, también se incrementa la represión contra los manifestantes. “Antes atendíamos muchos pacientes con asfixia por los gases lacrimógenos. Ahora nos llegan con quemaduras, contusiones y heridas abiertas”, explica Liendo. Sólo en la protesta del miércoles de la semana pasada, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) contabilizó 196 heridos, de los cuales hubo 22 con traumatismos por bombas, 12 heridos por perdigones, un fracturado, otro en terapia intensiva y un muerto de 17 años de edad.
Cuando la oposición realiza la convocatoria oficial de la manifestación, Primeros Auxilios UCV se organiza en equipos de cinco a nueve personas, se reparten los insumos y ya en la calle se identifican con los cuerpos de seguridad y protección civil. Dependiendo del lugar, se distribuyen en el campo y establecen tres puntos de control: la zona roja es la más cercana a la Guardia Nacional, ubicada poco más atrás de la línea de enfrentamiento, que es donde caen la mayoría de los lesionados.
De ahí el herido se traslada al segundo punto, que es la zona naranja, en donde se le realiza un diagnóstico. El paciente es propiamente atendido en la zona verde, que es la más segura y la más alejada del conflicto. En esa área es donde aguardan los especialistas, que dictaminan si el paciente debe ser llevado a un centro de salud.
Con frecuencia son comparados con la Cruz Roja, y para los voluntarios esto es un honor. “Tenemos valores y principios en común: humanidad, imparcialidad, neutralidad y carácter voluntario. Sin embargo, somos un movimiento local y relacionarnos con el activismo internacional es un gran anhelo”, dice Sambrano, quien espera que esta labor no se detenga, ni se limite sólo a las manifestaciones. Sueña con ampliar su red para llevar jornadas gratuitas a los barrios más vulnerables, ofrecer servicio a las comunidades indígenas y en un futuro también brindar apoyo a otros países, como la Cruz Roja.
En una época de lucha de poder en Venezuela, Primeros Auxilios está en el campo de batalla. Son portadores de consuelo y razón de esperanza. Cualquier ser humano, no importa quién sea ni de qué lado esté, merece ser salvado. Como dice el Manual de Primeros Auxilios: los socorristas se acercan para ayudar a los heridos, cuando el reflejo más natural sería huir en sentido opuesto.