Olga Hidalgo de Curiel: Cuidar el nombre

Olga Hidalgo de Curiel: Cuidar el nombre

 

…”La herencia de un hombre limpio, será lo que deje a mis hijos, quienes mañana podrán decir con orgullo que el pan que comen no es amasado con dinero sustraído a la patria ni con detrimento a ajenos derechos”. Son palabras de un funcionario público que rechazó las múltiples oportunidades que tuvo de enriquecerse sin faltar a sus deberes y no a impulsos de hacerse rico de la noche a la mañana. Ese funcionario se llamó Gumersindo Torres Millet, nacido en Coro el 13 de Enero 1.875, hombre decente, médico graduado en la UCV en 1.897, se desempeñó como primer Contralor General de la República (1.938-1.941) durante el gobierno del General Eleazar López Contreras, también fue Ministro de Fomento en dos oportunidades, redacto el proyecto de la primera Ley de Hidrocarburos. Ejerció en su vida pública cargos de alta relevancia y responsabilidad, estricto y pulcro en su actuación como administrador, hombre de valores y principios que no traicionó, por esa razón no acumuló riquezas porque el centelleo del dinero, no lo encandilaban y el poder lo veía como transitorio, espacio para actuar con rectitud; digno y probo cuidó su nombre y su gestión. En sus memorias muestra con orgullo su pobreza y su honestidad.

Es ésta una página de vida limpia, útil, lección que repasar en estos tiempos en el que se roba con descaro y el erario público es una hacienda personal de quienes asumen que al llegar a la administración pública son dueños absolutos de bienes y haciendas, olvidando que esos tesoros no les son propios y que pertenecen a todos los venezolanos.

Es tal la desvergüenza que se exhiben riquezas que no resisten un análisis, se aprovechan influencias de poder que se reparten entre familiares, amigos cercanos y testaferros, dando pie a que los “oportunistas de siempre”, que saben dónde están las ganancias; se valgan de subterfugios “no tan santos” para entrar en el engranaje y llenar la botija; para nada les importa ensuciar su nombre y el de sus descendientes, como no hay “sanción colectiva” porque les encanta hacer la corte a quienes tienen y aparentan riqueza, todo se vuelve una comparsa donde hay corruptela, pero dá caché.

En ésta hora crítica que nos permite saber quiénes somos nos damos cuenta que la indiferencia y la indolencia se dan la mano y les mató el alma, piensan solo en sus intereses crematísticos, la miseria y la pobreza, el hambre y la escasez hace tiempo que no les dá nota y hasta les sirve para especular con los estómagos vacíos.

Estas huestes de aprovechados no conocen nada de la actuación de Gumersindo Torres y otros corianos que como él hicieron de la honestidad y la decencia un escudo digno; no les interesa, para ellos la honestidad y la dignidad se pueden comprar como título nobiliario.

¿Qué dejan a sus descendientes? A sus hijos y nietos les dejan como herencia el mal ejemplo, aunque con bastantes dólares en paraísos fiscales para que “tengan con que” y compartan con otros que tuvieron la misma suerte y el mismo proceder.

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