En esta ocasión los efectivos de la “gloriosa” GNB no dispararon a mansalva o despojaron a los periodistas de sus equipos, pero si de manera “silente”, los hicieron retroceder al “cuidadosamente” dejarles en el piso una bomba lacrimógena: lo suficiente para entender el mensaje.
Una vez más, estos uniformados reafirman que el “horror es su divisa” y en efecto, las cifras lo confirman al sumar más de 370 trabajadores de la prensa agredidos durante la ola de protestas antigubernamentales que se desarrollan en el país desde hace 90 días.