Estos últimos días, continúan recrudeciéndose los acontecimientos en el país, de una manera que nos paralizan y completamente insospechada, como en una historia de película, nos arrebatan el sueño y la paz, y es que todos los días pasa algo nuevo, algo que nos deja perplejos y atónitos a todos, reforzando que Venezuela es el país de lo posible, que lo que pasa aquí no pasa en ningún otro lugar del planeta.
Hablando de los hechos de esta semana, en un solo día, ocurren tres sucesos inexplicables. El primero, un oficial del BAE de nombre Oscar Pérez, que junto a cuatro hombres armados y enmascarados afirmó públicamente (a través de redes sociales), que forma parte de un grupo que se declaró en contra de “la muerte de jóvenes” y otros problemas que agobian a los venezolanos, destacando que no pertenece ni tiene “tendencia político-partidista alguna; somos nacionalistas, patriotas e institucionalistas”.
Luego de declararse en rebelión y pronunciarse en un video en contra del régimen, difundido en todas las redes sociales, se roba un helicóptero del CICPC y sobrevuela la ciudad; la aeronave llevaba un estandarte contra el gobierno, desplegado en forma de una pancarta que ponía: 350, pero no solo eso, desde el helicóptero lanzan dos artefactos, al parecer bombas aturdidoras que caen en la sede del TSJ, y contra el Ministerio de Relaciones Interiores, sede cercana al Palacio Presidencial en el Centro de Caracas, en un confuso incidente, sin daños que lamentar. Así entonces, comienza la búsqueda del helicóptero que al parecer despegó desde la Carlota, pero lo encuentran horas más tarde en el estado Vargas, en Osma, según declaraciones del Ministro Tarek El Aissami, sus tripulantes al parecer escaparon. Se emitió orden de captura y aun lo buscan. Para muchos el hecho fue un burdo montaje del régimen o del G2 cubano, para otros, una esperanza de salvación.
Lo segundo y ante esta situación, el Presidente del máximo tribunal dijo que no hubo heridos producto del ataque, que ocurrió mientras los magistrados estaban en sesión, justo en ese momento “coincidencialmente”, decidían sobre la inadmisibilidad del recurso de nulidad que introdujo la Fiscal General Luisa Ortega Díaz, contra el decreto presidencial que estableció las bases comiciales para elegir a los miembros de la Asamblea Constituyente, por considerarlo “cosa juzgada”. Además el TSJ de manera vertiginosa, decidía igualmente ampliar los poderes del Defensor del Pueblo y otorgarle las competencias y atribuciones de la Fiscalía, decisión ésta que se interpreta como una nueva limitación de los poderes de una institución que critica abiertamente al ejecutivo nacional : el Ministerio Público, de modo que el TSJ otorgó autoridad a otro para conducir investigaciones judiciales, prerrogativa exclusiva de la Fiscal General, dejándola como un jarrón chino, es decir, de adorno.
Por si fuera poco y en tercer lugar, ese mismo día, mientras todo esto ocurría se produce un asalto intempestivo a la Asamblea Nacional por parte de colectivos y de la GNB, cuando unas diputadas opositoras fueron agredidas presuntamentepor guardias nacionales encargados de custodiar las instalaciones del palacio legislativo. Tras el incidente, el Presidente del Congreso, intentó pasar a la oficina de la Guardia Nacional, en el palacio legislativo pero los militares le bloquearon el paso y no le permitieron constatar el contenido de unas cajas con el logo del Consejo Nacional Electoral, que ellos mismos introdujeron o ingresaron de manera irregular al hemiciclo.
Lo cierto es que los diputados que allí se encontraban resultaron agredidos y secuestrados hasta que el comandante decidió voluntariamente liberarlos. Desconocemos las razones del asalto, ni sabemos nada sobre el misterio de las cajas, lo cierto es que fue una violación a la autonomía del Legislativo. Grupos civiles paralelamente se presentaron en las afueras de la Asamblea Nacional (AN) y acosaron la sede durante toda la tarde, con fuegos artificiales y presuntos morteros, generando daños a los vehículos que allí se encontraban, sin ningún mecanismo de control por parte de quienes deben responder por la seguridad de los Diputados, esto es la GNB, así estos grupos civiles afectos al oficialismo actuaron cómodamente sin suscitar ninguna reacción.
De esta manera, pudimos constatar a través de un video difundido en redes sociales, como el Comandante de la Unidad Vladimir Lugo Armas, cuyos antecedentes también se hicieron virales en redes sociales, agredió de manera verbal al Presidente de la Asamblea Nacional, dejando un mensaje claro al pueblo de Venezuela: No respetan las instituciones, las cuales poco les importan y mucho menos el sistema democrático, dado que los diputados ejercen la representación del pueblo, el comandante lució de este modo empoderado y a empujones despreció la legitimidad, dejando ver por medio de la violencia su imposición a través de la fuerza bruta.
Está claro entonces que para este gobierno lo militar está por encima de lo civil, reflejo de las declaraciones que habría hecho Nicolás horas antes, según las cuales lo que no se logre con votos se logrará a través de las armas, reflejo del discurso violento de enfrentamiento al que ya nos tiene acostumbrados el régimen, producto de quien no le asiste la razón. Dicho sea de paso, poco después, al comandante en referencia le fue otorgada la Orden Libertador, imagino que gracias a esta hazaña.
Mientras tanto en las calles, en Caracas y en el interior, esta vez específicamente en la ciudad de Maracay, la situación se torna terrible, continúan los enfrentamientos, GNB, colectivos y ciudadanos, saqueos, robos, allanamientos, esta semana nada más mueren 4 jóvenes, caídos en defensa de la democracia, un número considerable de heridos, y más detenidos, los cuales están siendo torturados y violados en sus derechos fundamentales por un régimen irresponsable, desesperado, intentando sobrevivir en sus últimos momentos.
En cualquier caso, una de las grandes preguntas que se plantean es qué tan extendido está entre las fuerzas de seguridad del estado, el descontento hacia el gobierno de Maduro, por un lado y en consecuencia la posibilidad de un alzamiento militar o policial. La realidad es que producto de la “brutal represión” en las manifestaciones y dada la propuesta de Constituyente, es indudable que hay fracturas manifiestas en los cuerpos de seguridad del estado.
La verdad es que tratar de predecir lo que va a ocurrir en Venezuela, se ha convertido en una tarea cuesta arriba y por demás riesgosa, estos incidentes forman parte simplemente de la dinámica política en la que nos encontramos envueltos los venezolanos, pero no deja de ser una posibilidad real que la situación pueda tornarse aún más tensa y violenta a menos de un mes de la celebración de las elecciones de una Asamblea Constituyente, pero los venezolanos hemos aprendido que las cosas siempre se pueden poner más complicadas, por más difícil que parezca.
MARIA AUXILIADORA DUBUC
@mauxi1