A diferencia de la convocatoria ilegal y anticonstitucional de la “constituyente” chimba de Maduro, donde el único que decide es él y su entorno corrupto e incompetente, en el plebiscito convocado para dentro de doce días por la Asamblea Nacional en base a los artículos 5, 71, 333 y 350 de la Constitución, decidirá el pueblo de Venezuela.
Maduro evita la consulta popular a la que está obligado según el art. 347 de la CN que establece que el poder originario es del pueblo y solo él puede convocar y aprobar las bases comiciales de una constituyente que debe contar con representantes escogidos por el voto universal y secreto y no limitado solo a sectores escogidos a dedo por Maduro. Busca así apropiarse del poder originario constituyente cuyo único depositario es el pueblo.
El plebiscito es en sí un macro acto de desobediencia civil apoyado en los artículos 71, 333 y 350 de la Constitución y sacará a la calle en un mismo día a millones de venezolanos, muchos de los cuales aún no han salido a protestar.
En 1.600 centros en todo el país y en el exterior – obviamente sin el CNE – los venezolanos ratificarán con una movilización pacífica de más de diez millones de personas que no quieren la “constituyente” chimba de Maduro, que el problema no es la Constitución, que la razón de la tragedia venezolana es precisamente Maduro, su entorno civil y el partido militar que lo sostiene en el poder, que deben escuchar y acatar la decisión de la mayoría de los venezolanos: su modelo de gobierno fracasó rotundamente y tienen que dejar que Venezuela escoja su futuro a través de elecciones verdaderamente libres e independientes.
Como lo han ratificado los diputados Julio Borges y Freddy Guevara, la convocatoria a esta gran consulta nacional está acompaña por más acciones de resistencia en las calles de toda Venezuela. La rebelión pacífica y constitucional del pueblo venezolano seguirá incrementándose día a día hasta llegar a la jornada del plebiscito -16 de julio – momento en el que comenzará la “hora cero”, inicio del levantamiento masivo, simultáneo e indefinido de todo el país.
Estos doce días que tenemos por delante, debemos usarlos para seguir la protesta pacífica en nuestras comunidades, centros de estudio y trabajo, en todos los sitios donde nos podamos manifestar, al mismo tiempo que organizamos los Comités de Rescate de la Democracia (CRD) alrededor de cada centro electoral, los cuales serán anunciados por la Asamblea Nacional en las próximas horas.
Una de las tareas más importantes que debemos acometer en esta semana y media que resta para el plebiscito es convencer con nuestras palabras, basadas en hechos, a quienes aún dudan o a quienes no han entendido todavía lo que está en juego con la “constituyente” chimba de Maduro que no es otra cosa que la muerte de lo poco que queda de democracia.
Uno a uno debemos persuadir y movilizar a los que aún no se han manifestado. Sobre todos a aquellos que no piensan como nosotros pero que creen en la democracia.
La hora es demasiado grave. Tenemos que superar las diferencias que nos han dividido como pueblo en los últimos años. Este el momento de iniciar la tan ansiada reconciliación de los venezolanos. Familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo o de estudios que hasta ahora han estado en la acera de enfrente, debemos luchar juntos para defender la Constitución. Ya habrá tiempo luego para dirimir nuestras diferencias ideológicas, cosa que podremos hacer pacíficamente si logramos salvar la Constitución actual y a la democracia, de lo contrario, nos hundiremos todos en la peor de las dictaduras: la de la corrupción, el hambre, la miseria y la esclavitud.
Los argumentos para el cambio son incontables: Desde los que nos afectan directamente a todos como lo son el hambre, la falta de medicamentos y tratamientos, la inseguridad, la violencia, la impunidad y la terrible corrupción que arruinó al país, hasta los intangibles que sin embargo rigen nuestras vidas, como la libertad y el respeto a los derechos humanos.
Ahora con más fuerza, sumando a los chavistas que están del lado de la Constitución, la protesta debe continuar hasta lograr una salida pacífica que nos aleje de la violencia y que permita construir entre todos la mejor Venezuela. Llegó la hora de la unidad nacional.