Por mucho tiempo hemos venido insistiendo en el estado precario y en el deterioro creciente que sufre el parque refinador en Venezuela.
Por Horacio Medina @unape
Hemos alertado sobre el volumen creciente de importaciones de diésel, gasolina y subproductos para su manufactura. No nos hemos cansado de repetir que la caída de la capacidad de producción se hace indetenible a corto plazo y que se convertirá, en algo irreversible sino se cambia el modelo político a corto plazo.
Las consecuencias, mas allá de la merma importante de los ingresos de divisas que combina la caída del crudo exportado y la ausencia casi total de exportación de productos (excepto residuales y asfalto) con el escenario de precios bajos en el mercado, ahora se aprecian, en la escasez de gas y en las dificultades crecientes de suministro de gasolina, de manera estable y uniforme en el mercado nacional.
También beneficiarios (aprovechadores) alternos como Cuba, Petrocaribe y países del Alba, han visto mermar el suministro, aunque el régimen hace esfuerzos por mantenerlo, así como efectivos militares y civiles, hacen lo propio para mantener el contrabando. Pero, “no hay cama para tanta gente”.
Hace unas semanas mencionamos que Venezuela estaba colocando en el mercado requerimientos de 32 cargamentos que sumarían un poco más de 13 millones de barriles de: Gasolina de 91 y 95 octanos, Diésel, Gas Oil, y componentes para manufactura de gasolina como Nafta Pesada, Nafta Catalítica y MTBE.
Al momento no sabemos cuánto de esto se habrá materializado, sobre la base que todas estas transacciones se hacen ahora, bajo la modalidad de pre-pago, obvio por cuenta de CITGO y que más del 40% del volumen es proveniente del mercado estadounidense.
Pero lo cierto es que la distribución de gas es deficiente y la escasez en el mercado del propano, ya es inocultable. Igual viene ocurriendo con la distribución de gasolina a nivel nacional, en muchas ciudades que alternativamente van ocurriendo.
Se distribuye sobre la tesis de administrar la crisis y la escasez evitando la agudización por largos períodos.
Ver también:
Antonio de la Cruz: Embargo petrolero o prohibir la venta de productos refinados