Cuando analizamos los resultados en materia social de los primeros seis meses del 2017, nos encontramos que los mismos nos ubican de antepenúltimo en el Continente y dentro de los últimos 40 países en capacidad de consumo y calidad de vida en el mundo.
Desde que el petróleo se convirtió en el principal recurso para sostener el gasto publico hace unos 100 años, nunca los Venezolanos habíamos vivido tan dramática situación, nuestra capacidad de poder adquisitivo se ha minimizado a niveles angustiantes, como resultado de la inflación inducida por el Banco Central, con su política monetaria expansiva que es la causa de la difícil situación que vivimos. La cual le resuelve al Gobierno sus necesidades crecientes de bolívares pero nos empobrece más y más.
Hace 20 años éramos un país con elevados niveles de calidad de vida, estábamos dentro de los 5 países del Continente con mayores niveles de consumo y niveles de desarrollo humano. La producción nacional cubría casi todas nuestras necesidades de alimentos, apenas se importaban parte del consumo de algunos productos deficitarios, pero se exportaba parte de esa producción. La existencia de medicinas garantizaba el total suministro para tratar nuestras enfermedades y dolencias. Lo mismo sucedía con la existencia de electrodomésticos, vehículos, repuestos y cualquier producto o mercadería que tuviéramos a bien solicitar. Lo impresionante es que en esos tiempos el petróleo estaba alrededor de unos $10 el barril, el precio promedio de los últimos 10 años supera los $40.
Hoy somos el antepenúltimo del Continente en niveles de desarrollo humano y calidad de vida y dentro de los últimos 40 en el mundo. Las razones son responsabilidad única de las decisiones antagónicas tomadas por los actores públicos que nos han conducido a tan triste e injustificable situación de niveles de pobreza, escasez, desnutrición, caída del consumo de alimentos a un promedio de menos de la mitad de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
Hoy no existe justificación para encontrarnos en tan compleja y difícil coyuntura, los ingresos petroleros siguen siendo altos, han oscilado anualmente entre 35.000 y 80.000 millones de $ durante este periodo del 2007 al 2017. Lo que nos indica que hemos tenido ingresos suficientes para haber tenido una mejor situación social y no vivir la crisis que nos agobia y empobrece día a día. Los salarios no alcanzan a cubrir las necesidades de las familias Venezolanas, lo demuestra que el valor de la canasta alimentaria ronde el millón de bolívares y la cesta familiar el millón y medio. Lo que nos indica que el 90% de las familias Venezolanas tienen graves limitaciones y carencias, al no poder obtener los ingresos suficientes para cubrir sus más elementales necesidades de consumo.
Triste para una Nación tan abundante en recursos naturales pero cuya riqueza ha sido mal manejada en perjuicio de la población venezolana, así lo demuestran los bajos niveles sociales en que nos encontramos.
Vicente Brito
Presidente
Red por la defensa al Trabajo,
la Propiedad y la Constitución.
Nota de prensa