No contentos con el desastre que Rafael Ramírez y Eulogio del Pino han causado en la industria petrolera venezolana, el rotundo Herman Escarrá y un grupo de falsos expertos petroleros chavistas pretenden ahora confiscar los activos petroleros de las empresas petroleras extranjeras que operan en Venezuela y que son las que producen la mayoría del petróleo y del gas en el país. Y lo peor es que el loquito que funge de ministro de petróleo, de apellido Martínez, apoya esta nueva insensatez. ¿Qué haría esta pandilla al tomar estas instalaciones extranjeras? Las pondrían, según dice Del Pino, en manos de los obreros, ya que la industria petrolera, según estos dementes, debe ser manejada por los obreros.
¿Quienes promueven esta nueva locura? Además de Escarrá unos pseudo-expertos petroleros del chavismo llamados Fernando Travieso y David Paravisini, candidatos a la grotesca Asamblea Constituyente del reposero mayor. La propuesta de Escarrá y sus “asesores” es la de modificar los artículos 302 y 303 de la Constitución, a fin de poder confiscarles sus activos a las empresas petroleras privadas. Ello llevaría a botar del país a las empresas rusas, las empresas chinas, las empresas españolas y francesas y a Chevron, la única empresa petrolera estadounidense que queda activa en el país.
Este malandraje petrolero no se ha dado cuenta de que el narco-régimen que ellos integran vive de los préstamos de China, del apoyo de Rusia y del dinero que le paga Estados Unidos por el poco petróleo que todavía envían para ese país. Si esos activos fueran confiscados, como lo piden el obeso Escarrá y sus tres chiflados Travieso, Paravisini y Martínez, el narco-régimen no duraría más de treinta días.