Se ha hablado en estos días de “entendimiento nacional”, lo que todos apoyamos, pero eso no puede ser interpretado, como bien lo dicen algunos, para debilitar la postura heroica de los jóvenes, adultos e incluso ancianos que han expuesto sus vidas en esta lucha contra la dictadura feroz y criminal de nicolás maduro y el capitán diosdado cabello.
Todos queremos un “entendimiento nacional” pero no podemos ceder en nuestra lucha ante una minoría dominante que trata de imponerse. No podemos perder el terreno ganado que tanta vida y angustia ha costado a los venezolanos estos últimos meses.
Debemos mantenernos unidos alrededor de un objetivo común: la salida de Maduro. Después vendrán los arreglos, por lo demás necesarios para asegurar un futuro tranquilo.
No es el momento de división, de críticas, de descalificaciones. Por el contrario, es el momento de la unidad que garantizará el final de esta lucha. ¿Pensamos distinto? Es cierto. Nadie lo puede negar y eso es muy positivo. Una desgracia sería que hubiese un pensamiento único que a la final generaría intolerancia, la que tanto combatimos ahora.
Nos acercamos a un final feliz, en medio de la desgracia de haber perdido mucha gente en el camino. Después de lograda la victoria construiremos el futuro. A lo mejor perdonamos algunas cosas, NO TODAS, por supuesto. Pero jamás olvidaremos lo ocurrido y eso no es para retaliación o venganza sino para que eso no se repita más nunca, para que esta tragedia no se repita jamás, para que nuestros muchachos, esos que han dado su vida por nosotros, esos que han arriesgado todo, puedan vivir en paz y en progreso.
Sí queremos un “entendimiento nacional” pero en su momento, después de que salgamos de esta pesadilla, que se aplique la ley, que se haga justicia, que quienes robaron, mataron y saquearon el país, quienes entregaron nuestra soberanía los cubanos, respondan ante la ley.
No es un paredón, al que ellos recurrieron siempre; es ante la ley que los queremos llevar y ese es el “entendimiento nacional”.
Somos mayoría y mayoría absoluta y debemos aprovecharlo en estos momentos finales buscando la unidad y la cohesión, las posturas comunes, aunque en el fondo no todos estemos en todo de acuerdo.
El 16 julio de celebraremos una consulta popular sin precedentes que será seguramente ignorada por el malandraje en el poder; pero será simplemente determinante.
Después de esta fecha, después de los millones de votos que expresarán el rechazo al régimen, a la constituyente y a todo lo que significa el chavismo en Venezuela, se iniciará una nueva y última etapa. La Hora Cero, el momento del no retorno definitivo que nos llevará a la democracia y después, si quieren, al “entendimiento nacional”, pero no antes…
Robert Carmona-Borjas