Maduro es tan hijo de Putin como Chávez lo fue de Fidel. Y Hugo murió en su patria adoptiva cubana como, dicen las malas lenguas, le corresponderá a Nicolás acoger como su próximo domicilio al territorio ruso de Vladimir, durante su retiro de las escena pública que algunos predicen cercano. Son destinos muy similares los que parecieran perseguir los protagonistas del absurdo devenir de una nación, que siendo tan arrecha como la venezolana, haya permitido que sobre sus hombros se encaramen personas, con países incluidos, para imponerles sus propias directrices y hacerse de las riquezas de nuestro pueblo.
Porque no era secreto para nadie que el difunto fundador de la tirano-dinastía que hoy se radicaliza con el apoyo interno del estamento militar, y de las fuerzas de inteligencia cubana, no tomaba decisión trascendente, diríamos de Estado, sin antes consultarla con quien era tenido no solo como su jefe, sino más aun como su propio padre putativo. Es decir, quien ejerce tal función sin serlo biológicamente.
En el caso del Presidente podríamos entonces decir, que es hijo putativo de Putin, porque según pudo entenderse, muerto el “padre político” Hugo Chávez, el jefe del Estado de la Federación Rusa se ha venido convirtiendo en su principal tutor.
Y mire usted como son las cosas, Maduro, que tanto se ufana de no aceptar “tutelaje” de ningún país, mantiene con la Federación Rusa una relación infame dominada por un intercambio de armas por cuestionadas concesiones para la explotación de recursos energéticos de nuestros ricos suelos; mientras que, por otra parte, mantiene con el régimen cubano el vergonzoso vinculo heredado de su predecesor, que permite el control operativo sobre las fuerzas armadas y de seguridad del país, y una dependencia institucional con la jerarquía de la nación insular que lo obliga a viajar a La Habana con grosera frecuencia.
Volviendo a Maduro y a su afán de aferrarse al tan poderoso como desacreditado personaje en el llamado mundo occidental, no es difícil observar la “prudente” actitud del mandatario venezolano frente al recién llegado presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quizás con la esperanza de los beneficios que le pudiera brindar la supuesta amistad atribuida entre los presidentes de ambos Estados potencia. Pero todo se le derrumbó cuando el duro yanke tomó distancia de él y se las cantó claro por el desastre en que sume a la nación venezolana.
Pero nada, porque padre es padre aunque sea putativo, Maduro sigue ahí, aferrado a esa presunta palanca, y por ello sus equipos de propaganda se animaron esta semana a divulgar como una gran cosota que el presidente Putin había dispensado tamañas palabras de elogio a favor del máximo jefe rojo, como decir que Putin expresó su “admiración” por gobernar Venezuela con “coraje” para mantener “la estabilidad y la paz”, así como supuestamente mencionó la importancia que le atribuye a la relación de su país con Venezuela que, según la fuente informante, constituye el segundo socio comercial en Latinoamérica y el Caribe.
Situación esa que debe preocuparnos, dado especialmente el poderío bélico que representa Rusia y la posibilidad de que junto a la marcada injerencia del régimen cubano, se constituya en una verdadera amenaza contra las luchas que hoy libran los venezolanos por el rescate de su institucionalidad y democracia.
De allí nuestro insistente llamado a mantener la unidad de todos quienes ubicados en el sector democrático, estamos en estos momentos jugando nuestra carta decisiva con el llamado a expresar nuestro rechazo a la fraudulenta convocatoria a Asamblea Nacional Constituyente, a través de la consulta popular a la cual estamos siendo llamados.
Es nuestro deber, no solo concurrir a los puntos de votación de la consulta popular, sino igualmente brindar apoyo al grupo de voluntarios que participa en la organización del referéndum, facilitando alimentos y líquidos para la debida hidratación de estos apreciados conciudadanos. Y no lo olvidemos, las respuestas son: si, si, si.
@JJMorenoA