Celebramos el acto cívico de desobediencia civil más importante de las últimas décadas. Consulta popular, encuesta nacional o plebiscito, como deseen llamarlo, en realidad poco importa. Lo relevante es el sentido que tiene. Es día de presencia nacional. Hoy 16 de julio de 2017 la dignidad y el compromiso verdadero de los buenos venezolanos toman posiciones, y marcan un cambio. Hemos de sumarnos con entusiasmo y esperanza a este encuentro ciudadano. Que sea inmenso, apoteósico y de una vez por todas se diga al régimen: ¡ya basta, nos cansamos de tanto abuso, de tanta degradación, hasta aquí llegaron, dejen que esta hermosa Venezuela se reencuentre, se olvide de esta tragedia, de esta pesadilla y se enrumbe hacia un mejor futuro para las nuevas generaciones. Un futuro, que ya no puede esperar más.
Profusa expectativa ha generado este acto cívico. La intención política y ética del constituyente, estableció la consulta al pueblo como un recurso pleno de los ciudadanos para decidir sobre temas transcendentes para la nación. Es una decisión democrática que debe tomarse con seriedad y conciencia. Desconocer un derecho que no acepta discusión ni interpretación, es vergonzoso.
La manifestación de voluntad tiene que ser masiva, desbordada de ciudadanos. El país nacional, organismos internacionales y el mundo deben sentir la severidad y rechazo colectivo; éste tiene que ser un domingo azaroso para las conciencias que han ignorado y desvirtuado lo más sagrado para la democracia, la voluntad popular. La voz de Dios. El pueblo.
Venezuela está sumergida en una hecatombe económica, empresarial, social, profesional, educativa, de principios éticos y morales, la falta de valores a la cual nos ha llevado el Gobierno acabando con el gentilicio y la ciudadanía; la ideología egoísta, atrasada del castro-comunismo y su copia nacional, el perverso, despiadado y siempre desatinado madurismo que sólo piensa en controlar al máximo para llevarse lo más que pueda.
El país, al menos 85% de los venezolanos rechazan la constituyente y desean un cambio, hoy es la oportunidad para dejarlo clarísimo, no sólo por razones políticas, sino porque Maduro y su administración han cometido costosos errores, uno tras otro; lo que Venezuela quiere cambiar no es sólo al oficialismo, sino también la inseguridad, inflación, corrupción, hambre, falta de medicinas, represión y opresión grosera e inhumana, tortura, encarcelación de los presos y exiliados por razones políticas, la vagabundería institucionalizada como elemento de Gobierno, la violencia social y brutal como arma y expresión de grupos gobierneros, cómplices enchufados y bolichicos.
Amanezcamos sin miedo con alegría; saltemos de la cama con firmeza y furia del buen ciudadano harto de ilegalidades, injusticias e indecencias, cansado de mentiras, abusos, brutalidades policiales y militares, indignado por presos sólo por reclamar sus derechos y pensar distinto, heridos, atormentados y muertos por la fuerza, o echados del país. ¿Cómo pueden explicarse presos y exiliados políticos en una democracia? Sencillo, este régimen no es una democracia, es pura y simple dictadura de incompetentes, bárbaros malhechores. Expresiones duras ciertamente, pero la verdad y realidad se imponen, guste o no.
Están nerviosos, aterrorizados; inventan una pendejada de simulacro y/o fiesta electoral anunciada por la infeliz y desagradable rectora Lucena. O será que ninguna quiso decir aquello de “con la Iglesia hemos topado, camaradas”.
Se vislumbra, un sinnúmero firmando que expresa libremente el deseo ciudadano. El país tomara la palabra. Muy pocos se quedarán en sus casas. La mayoría abrumadora saldrá convencida que es día de patria y orgullo nacional, sobre todo, de compromiso ciudadano.
¡Todos a la calle, nos espera un extraordinario día. Haremos historia de país!
@ArmandoMartini