Jude Sparks es un niño de diez años que se ha convertido en toda una celebridad en el mundo de la arqueología luego que descubriera de forma casual fósiles de un millón de años cuando paseaba con su familia por el desierto, publicó 800Noticias.
El menor paseaba por el desierto de Las Cruces en Nuevo México, Estados Unidos, cuando se apartó de su familia y un desnivel le hizo perder el equilibrio, cayendo de cara con los restos de un animal conocido como stegomastodon. “Tropecé con parte del colmillo. Mi cara aterrizó junto a la mandíbula inferior. Miré más arriba y había otro colmillo”, señaló Jude.
Tras el descubrimiento, y unas alocadas teorías entre los familiares, como que eran los restos de una “vaca gorda y podrida”, decidieron llamar al biólogo de la Universidad Estatal de Nuevo México, Peter Houde, quien en poco tiempo señaló que era el stegomastodon, un mamífero perteneciente a la etapa llamada Era de Hielo y que tendría alrededor de 1,2 años de antigüedad.
Este animal es considerado como una versión prehistoria y más robusta del elefante actual. Según los investigadores medía alrededor de 3 metros de altura, y pesaba unas 6 toneladas. Solos los colmillos, con los cuales se tropezó el niño, medían 3 metros y medio. Las mandíbula inferior pesaba alrededor de 54 kilos y el cráneo completo casi una tonelada.
“El elefante es probablemente uno de los más comunes entre los varios tipos de elefantes que habitaban en la zona. Pero, con todo, es muy raro. Puede ser el segundo cráneo más completo encontrado en Nuevo México”, dijo Houde.
Tras el descubrimiento, y un muy delicado proceso de separación de la tierra, los restos fueron llevados al Museo de Vertebrados de Nuevo México.