Según el Antiguo Testamento, dios mandó a sus fieles asesinar a todos los cananeos y el texto señala que sus ciudades fueron arrasadas. Pero las excavaciones arqueológicas en algunas de esas urbes muestran que estuvieron ocupadas de forma continuada durante la Edad de Bronce y la del Hierro, lo que parece descartar que fueran eliminados, reseña El País.
El equipo de Tyler-Smith ha analizado cinco cadáveres de cananeos enterrados en Sidón (Líbano), una de las principales ciudades cananeas, hace unos 3.600 años. Encontrar ADN en restos tan antiguos y en una zona tan cálida y húmeda habría sido una tarea casi imposible hasta hace apenas unos años. El equipo ha recurrido a una técnica que ya permitió secuenciar el primer genoma antiguo de un africano: taladrar el hueso petroso, el más denso del cuerpo. Gracias a esta técnica se ha podido extraer suficiente ADN del hueso molido como para secuenciar el genoma completo de los cinco cananeos y compararlo con el de 99 libaneses actuales.
Los resultados del estudio indican que los cananeos no fueron aniquilados. Su ADN siguió transmitiéndose de generación en generación y hoy es predominante en todos los libaneses.