Los venezolanos hemos sido testigos de excepción y principales víctimas de un proyecto socialista y comunista que ha sucumbido a nuestro pueblo en la más absoluta miseria y pobreza, que nos ha llevado a los niveles de inseguridad más grandes y a un estado de indefensión debido a la violación constante de la Constitución Nacional y al secuestro del estado de derecho, lo que hace blanco de la perversidad y la violencia a más del 90% de la población que rechaza contundentemente este modelo político y que exige un cambio ya para poder sobrevivir a esta práctica hitleriana cubana que pretende aniquilar la democracia y la paz en Venezuela.
Dieciocho años han sido más que suficientes para entender que sólo la democracia es el camino a la paz, a la justicia y a la libertad de los venezolanos. Esto no lo digo yo, la historia nos da la razón, y por más errores que se pudieron cometer en algún momento, nos sirvieron para rectificar y concluir que Venezuela volverá al camino correcto con un gobierno democrático y no comunista, como el que pretende implantar Nicolás Maduro con una Asamblea Nacional Constituyente fraudulenta e ilegítima, ya que no fue consultada al pueblo, sino que fue la resulta de un encierro de fracasados que pretenden mantenerse en el poder a la fuerza y sin apoyo popular.
Los venezolanos queremos que las instituciones funcionen en niveles de autonomía y de servicio al pueblo, no a un partido de turno; queremos y apoyamos la libertad de expresión y los medios libres al servicio de la nación, no editoriales manipulados que coquetean con el régimen; queremos el fortalecimiento de los partidos políticos y la diversidad y pluralidad que propicien debates de ideas en función de la patria; queremos reivindicar a nuestro pueblo y que a través del voto, decidan los destinos políticos de la nación; queremos el fortalecimiento de las empresas públicas y privadas que nos llevan al orgullo de lo hecho en Venezuela; apoyamos un plan de desarrollo del país de manera integral y organizada; queremos inclusión, equidad, respeto a los derechos humanos y políticos del pueblo.
Pues bien, todas estas aspiraciones sólo son posibles con un gobierno democrático, porque de aprobarse una constituyente que ni Dios ni el cielo lo quieran, sólo nos condenará a una muerte silenciosa y certera.
Venezolanos estamos a tiempo y está en nuestras manos darle un parao a este proyecto dictatorial que nos quiere anular como seres humanos y arrinconarnos en el olvido, y alimentarnos entre migajas, miserias y las sobras que los jerarcas de este desgobierno nos den. Están a tiempo de no manchar sus manos de sangre, y de no ser coparticipes de esta dictadura del Siglo XXI. El llamado es a reaccionar y despertar porque es el momento, tal como nos convocó nuestro Juan Pablo II, y entender que definitivamente la democracia es el camino de la paz y de la reconciliación de la patria. Fuerza Venezuela, echemos el miedo a un lado, y salgamos adelante en la búsqueda de nuestra libertad.
Luis E. Parra
Diputado a la Asamblea Nacional
Primero Justicia Yaracuy
@LuisEParra78