Es oficial, la revolución se devoró a sí misma, y con ella se fue el legado político más preciado de Hugo Chávez Frías, su Constitución Bolivariana, la niña de sus ojos. Así, todos los venezolanos asistimos forzosamente a la muerte de la V República, a manos de sus propios hijos y no de la oposición, que, paradójicamente, lleva tres meses en la calle defendiéndola. En efecto, la cúpula podrida que se aferró obstinadamente al poder, en su desesperación más amarga, pisó el acelerador y se lanzó a un abismo del que ya no podrá salir.
Que no haya desánimo en nuestros corazones, en tan solo tres meses de lucha cívica y pacífica hemos logrado lo impensable ¡cada vez son más los factores sociales que se unen a nuestra causa republicana y democrática! ¿Qué hacer a partir del día lunes? Lo mismo que hemos estado haciendo, pero con más fuerza, con más fe y, con más resistencia. Falta muy poco, si antes estaban débiles, ahora son una cáscara inerte y vacía. La Constituyente Comunal, lejos de fortalecerlos, les arrancó la última brizna de legitimidad que les quedaba a los ojos de la comunidad internacional y del frente doméstico.
Ya firmamos, reafirmamos y nos botaron del trabajo; marchamos hasta la extenuación, gritamos tanto que perdimos la voz, trancamos calles, caceroleamos, nos fuimos a paro y guerreamos hasta caer heridos e incluso muertos… sí, hicimos todo eso y más, pero no es suficiente; la democracia es demasiado costosa y muy difícil de recuperar una vez perdida. Hace falta un esfuerzo más, no diré el último, pues reconstruir nuestro hogar requerirá muchísimos y redoblados esfuerzos, pero sí una faena adicional a las que ya hemos tenido, la más importante de nuestra historia contemporánea.
Dicen que la historia es cíclica, pues bien, la Dictadura del 2017 reeditó el plebiscito de 1957, cerrar el círculo depende de todo el pueblo Venezolano, de todos nosotros, sin excepción.
¡Fuerza y Fe!
Víctor Jiménez Ures