Éxodo sexual: Prostitutas venezolanas, en las calles de Colombia

Éxodo sexual: Prostitutas venezolanas, en las calles de Colombia

A shop where sex workers buy their clothes in the Santa Fe neighbourhood in downtown Bogota, Colombia, May 15, 2017. Thomson Reuters Foundation/Anastasia Moloney
Una tienda donde las trabajadoras sexuales compran ropa en Santa Fe Bogota, Colombia, May 15, 2017. Thomson Reuters Foundation/Anastasia Moloney

 

Mientras las autoridades colombianas dan cuenta del fuerte incremento en el número de inmigrantes del país vecino, en las calles también se nota la presencia de más trabajadoras sexuales oriundas de Venezuela, reseña el portal mundo.sputniknews.com.

Los tiempos difíciles que atraviesa el país bolivariano tienen repercusiones más allá de sus fronteras. Según el ministerio de Migración de Colombia, un total de 300.748 venezolanos ha ingresado al país en los últimos siete años “con vocación de permanencia”.





El director de esta cartera, Christian Krüger, dijo a la prensa que de ese número, 47.305 personas están en condición regular, 153.443 “superaron el tiempo” otorgado para una visa y entre 100.000 y 140.000 no registraron su ingreso o no entraron por los puestos formales. En las calles colombianas estas cifras cobran rostro humano.

“Por la crisis que está viviendo el hermano país de Venezuela se incrementó el número de trabajadoras sexuales de este lado de la frontera. La prensa ha hablado de conflictos entre ellas; sin embargo, un pequeño roce no es motivo de pleito. Los medios han exagerado, jamás una trabajadora sexual tiene que ver a otra como una rival. Como se dice aquí: ‘Lo que es pa’ perro no se lo come el gato’, es decir, cada quien tiene sus atributos personales y su forma de alcanzar al cliente. La competencia en este rubro es común como en cualquier otra empresa”, dijo a Sputnik Fidelia Suárez, presidenta de la Asociación de Mujeres Buscando Libertad (ASMUBULI).

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La organización trabaja por la defensa, la promoción, el reconocimiento y el respeto de los derechos humanos de las trabajadoras sexuales. Lo que más le preocupa a Suárez es que esas mujeres recién llegadas a Colombia no sean abusadas.

“Muchas de las compañeras que vienen son utilizadas por terceros que se aprovechan de su situación de estar en un país de forma ilegal. No hay cifras oficiales sobre cuántas mujeres venezolanas fueron deportadas de Colombia por ejercer la prostitución. Aquí el trabajo sexual es legal, ellas como venezolanas pueden, realizando su proceso legal, obtener un permiso para ejercer su oficio”, explicó.

En abril de este año, la Corte Constitucional colombiana se pronunció por primera vez sobre el tema y pidió al Estado que proteja a las trabajadoras sexuales extranjeras. Mientras tanto, en Venezuela los acontecimientos políticos siguen causando conflicto social. El 30 de julio, unos 8.809.320 venezolanos acudieron a las urnas para elegir a integrantes de la Asamblea Constituyente, según el Consejo Nacional Electoral (CNE). Durante la jornada hubo 10 muertos, 19 detenidos por delitos electorales y 39 por manifestaciones. Ante estos hechos de violencia, la fiscalía hizo un llamado al diálogo y a la reconciliación nacional, “por el bienestar de la sociedad en general”. Fue la elección más violenta en una década.

En diálogo con Sputnik, la abogada mexicana Valeria España, activista y estudiosa de los fenómenos migratorios, consideró que episodios como la inestabilidad que se experimenta en Venezuela contribuyen a que miles de ciudadanos decidan dejar el país en busca de paz. “Cuando se obstruyen las posibilidades de movilidad social, la migración surge como un mecanismo para que las personas construyan un futuro que en el presente les está vedado”, observó.

“Algunas de las personas que se van de Venezuela no lo hacen porque quieran sino porque el contexto les obliga. No hay estudios en profundidad sobre el nuevo éxodo venezolano por ser algo muy reciente. Pero la dimensión del conflicto político puede ser comparada a otro tipo de migraciones forzadas como la de México por su lucha contra el narcotráfico. El compromiso debe estar en los países que reciben a ese flujo de inmigrantes para que no sufran discriminación o xenofobia y tengan una recepción positiva”, completó la experta que integra el nodo de estudios migratorios de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) de Uruguay.

Desde el sindicato de trabajadoras sexuales colombianas realizan acompañamientos de los casos de sus compañeras venezolanas para que no queden expuestas y velan porque sus derechos no sean violados. “Ante todo somos mujeres y queremos que todas tengan la misma protección que nosotras”, resaltó Suárez y agregó que en las calles de Bogotá se puede ver cada vez más prostitutas provenientes de Venezuela.
“Por la situación que está viviendo su país les ha tocado un desplazamiento forzado. Es necesario protegerlas para que ni las fuerzas públicas ni terceros se aprovechen de ellas para tenerlas trabajando de forma clandestina. Hay que asegurarse de que cada una de las trabajadoras sexuales esté practicando el oficio por voluntad propia y no a la fuerza”, concluyó la representante sindical.