Cada 9 de agosto el mundo celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, fecha marcada en el calendario como un recordatorio a los países sobre su responsabilidad en la solución de los problemas en materia de derechos humanos, el medio ambiente, el desarrollo, la educación y la salud.
Nota de Prensa
En Venezuela, los pueblos indígenas representan el 2,8% de la población, según las estadísticas oficiales del Estado venezolano. Esta fecha es propia para recordar algunas de las realidades en medio de las que viven estos pueblos.
Desde el segundo semestre de 2016 en las comunidades y pueblos indígenas de Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro han venido ganando fuerza las enfermedades infecto contagiosas.
En pleno siglo XXI los habitantes de nuestros pueblos indígenas siguen muriendo de enfermedades perfectamente prevenibles y curables, como el paludismo, la diarrea y los vómitos.
El Observatorio de Derechos Humanos Kapé Kapé viene denunciando que los hospitales, ambulatorios y demás centros de salud ubicados en las comunidades indígenas de estos 3 estados no cuentan con insumos, ni personal médico suficientes para atender a los pacientes que reciben.
En condición especial de vulnerabilidad están quienes viven en las comunidades más alejadas, pues deben hacer viajes de días, recorriendo grandes distancias por ríos, carreteras e incluso a pie, para poder llegar al punto de atención más cercano.
Ejemplo de ello es la situación en la que se encuentran al menos 10 poblaciones waraos de la parroquia deltana Padre Barral, que están afectadas por la falta de una ambulancia fluvial en el bajo Delta; anormalidad que registra desde hace más de 10 años.
La malaria o paludismo es uno de los padecimientos que más ha repuntado en los últimos meses entre las comunidades y pueblos indígenas por diferentes factores: porque cada vez son más las comunidades indígenas ubicadas en el epicentro de la actividad minera ilegal, la ausencia de programas de prevención de la enfermedad y la falta de atención médica en el seno de sus comunidades.
Mientras en los últimos años la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha registrado una reducción de los casos, alcanzando una disminución del 21% entre 2010 y 2015 a escala mundial, en los últimos años en Venezuela ha habido un repunte de este padecimiento, siendo Bolívar y Amazonas algunas de las entidades más perjudicadas.
Diferentes organizaciones nacionales e internacionales han advertido el repunte de la malaria a partir del segundo trimestre de 2016 y lo que va de 2017.
La comunidad indígena kariña Mata Tapaquire en Bolívar, es uno de los sectores que da cuenta de esta realidad. En este pequeño poblado de apenas 370 personas, hasta mayo se habían confirmado 120 casos positivos de malaria entre niños y adultos.
Según los datos de la Dirección de Salud Ambiental de Amazonas, entre 2015 y 2016 aumentaron en un 20% los casos de malaria, y la tendencia en 2017 es a que sigan en aumento.
Trabajadores de la salud de la zona aseguran que hay una epidemia endémica en el estado que el Gobierno no quiere reconocer públicamente, afirman que se reportan más de 50 casos diarios de estas enfermedades; lo que enciende aún más las alarmas, es que a la zona no llegan medicamentos.
En este sentido, el Observatorio de Derechos Humanos Kapé Kapé recuerda hoy más que nunca que la salud es un derecho humano, ratificado en la CRBV en su artículo 83, que lo establece como un derecho social fundamental “obligación del Estado, que lo garantizará como parte del derecho a la vida. El Estado promoverá y desarrollará políticas orientadas a elevar la calidad de vida, el bienestar colectivo y el acceso a los servicios”.
En el marco de la celebración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, la organización aboga, una vez más, por el pleno respeto de los derechos de los pueblos y comunidades indígenas de Venezuela, para que finalmente puedan superar la desigualdad social, cultural y económica a la que han sido sometidos por años.