Hasta hace poco, casi toda la población de Venezuela, en su mayoría urbana y educada, tenía acceso a agua potable, instalaciones sanitarias y electricidad. Era un país opulento, con las mayores reservas de combustibles fósiles en el mundo.
Por Callum Brodie en el portal del World Economic Forum
Pero su economía se está contrayendo a un ritmo alarmante, mientras que al mismo tiempo la inflación está fuera de control. Aumentan la pobreza, la tensión social y las muertes en disturbios violentos.
Una mirada más cercana al colapso económico de Venezuela.
Los días de opulencia de 2001, cuando Venezuela era el país más rico del continente, quedaron atrás.
La economía se contrajo un 18,6% el año pasado. En 2017 es un 35% más baja que en 2013, al menos en términos de PIB, y un 40% más baja en términos de PIB per cápita.
La inflación rondaba un 800% el año pasado y se ha pronosticado que podría llegar a 1.600% a finales de 2017, según el FMI.
La moneda del país, el bolívar, se ha devaluado y ahora ha perdido prácticamente todo su valor.
El tipo de cambio oficial entre el bolívar y el dólar estadounidense es de aproximadamente 10 bolívares por dólar. Pero en realidad está más cerca de 10.000.
A finales de julio, un dólar valía aproximadamente 10.389 bolívares – frente a los 8.000 de apenas una semana antes.
Cómo hemos llegado hasta aquí
Los controles sobre divisas y los precios de los bienes básicos han causado problemas significativos. Hay un gasto público desenfrenado y se ha generado la expropiación y estatización de la industria privada a gran escala.
Otra causa clave es la mala administración de la empresa petrolera estatal PDVSA, que provee casi todos los ingresos de exportación de Venezuela.
En su apogeo, la economía venezolana fue alimentada por los ingresos petroleros, y los venezolanos aún se acuerdan del momento en que el precio del petróleo era de 100 dólares el barril.
El descenso del precio del petróleo, que cayó hasta 21 dólares el barril el año pasado, ha hundido la economía a golpe de martillo.
Esto se ha exacerbado aún más por la caída de los niveles de producción. La producción cayó un 10% el año pasado y no es probable que aumente en 2017.
Por desgracia, no parece haber mucha luz al final del túnel. Algunos esperan que los precios del petróleo empiecen a aumentar – pero los pronósticos no son positivos.
Hambre y protestas
La escasez de suministros básicos, como la harina y el arroz, y la escalada de precios han provocado disturbios y saqueos de alimentos.
Muchos venezolanos están pasando hambre. La evidencia ha emergido de la gente que se alimenta de desechos, forzados a buscar en los contenedores de basura de los establecimientos.
Los pocos que tienen la suerte de poder comprar fuera no saben cuánto pagar por la comida, ya que la confusión sobre las fluctuaciones monetarias significa que ciertos restaurantes ya no usan precios estándar. Algunas tiendas pesan billetes de banco en lugar de utilizarlos por su valor nominal.
Con el aumento de los bienes de consumo y la calidad de vida, no es de extrañar que muchos venezolanos busquen salir del país.
Esto ha dado lugar a largas colas en las oficinas de pasaportes. Puede tomar meses antes de que los solicitantes reciban la documentación que necesitan para iniciar una nueva vida en el extranjero.
En otras partes de América del Sur existe una verdadera preocupación ya que el gran número de personas que tratan de huir de Venezuela podría desencadenar una crisis migratoria a gran escala.
Meses de protestas contra el gobierno han dejado más de 120 muertos y cientos de heridos. Y las tensiones se han acentuado aún más con la reciente elección de una nueva Asamblea Constituyente que podría reformar la constitución para dar al presidente Nicolás Maduro poderes más amplios.
¿Que pasará ahora?
Venezuela se encuentra actualmente en un gran momento de tensión.
Un fortalecimiento de la economía podría sacar al país del borde de la guerra civil. El presidente Maduro ha sido optimista, afirmando que 2017 será el “primer año de la nueva historia de la economía venezolana”.
El tiempo se está acabando para que esa profecía se cumpla.