La Asamblea Nacional Constituyente se instaló y está tomando decisiones -soportada o asegurada- por el respaldo de la cúpula de la Fuerza Armada Nacional. Se despejó la duda de la lucha interna por el control de la misma: Maduro venció y se ha hecho del liderazgo de la revolución; ya no es “el hijo de Chávez”, ahora es el sobreviviente de la “guerra económica”, “la conspiración internacional” y “la violencia interna”. Es “el padre” del nuevo proceso constituyente con hijo biológico destacándose. Logró dominar la intención de sus adversarios internos, principalmente del constituyentista Diosdado Cabello, quien pierde atributos de “hombre fuerte”, desgastado por el triunfo de Nicolás. No obstante, se agazapa para recuperar su influencia, sobre todo si el nuevo “padre” no logra sofocar los urgentes problemas nacionales.
Pero, lejos de convertirse en un foro para la reconciliación e instrumento para la búsqueda de soluciones concretas para los problemas venezolanos, la ANC ha asumido su primogénita y única misión: actuar como tribunal de inquisición, alternando esa tarea con la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. De ahí la orquestada “decisión” de destituir a la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, mientras el TSJ, violentando el principio universal del Juez Natural, procede a destituir, condenar e inhabilitar a alcaldes opositores legítimamente electos.
La ANC fraudulenta también ha demostrado celeridad y su amplio espectro como tribunal de inquisición. Así procede, de forma omnipotente, a “rasparse” al único y legítimo rector del poder electoral, cuya “falta grave” es no plegarse a la doctrina castro-madurista, demostrando, que esa chimba constituyente, no es otra cosa que una asamblea de partido único.
Mientras toda esta operación inquisidora se ejecuta, “Los precarios” crecen cada día. No hago referencia a los pobres, que cada minuto aumentan, ni a los que vemos escarbando dentro de la basura para comer, hablo de personas que tienen trabajo y salario, pero no acceden, ni soñando, a la Canasta Alimentaria Básica con tan bajos ingresos.
Los Precarios son más de 13 millones de ciudadanos, esto atendiendo a cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, producto de la sumatoria de venezolanos que son empleados y obreros, tanto del sector público, como del privado, miembros de cooperativas, ayudantes familiares y trabajadores por cuenta propia que en años anteriores lograban sobrevivir con su sueldo. La existencia de esta nueva denominación social nos da cuenta del deterioro de la vida del venezolano.
Este drama nacional es inhumano no atenderlo con prontitud, por eso desde Unidad Visión Venezuela estamos proponiendo la conformación de una Junta Nacional de Emergencia Económica, que tome medidas de inmediato para remediar la situación en la que se encuentran tantos venezolanos. Llamamos a encontramos en las soluciones, entre otras cosas, porque esa Asamblea, no pasará del objetivo que generó su invención: otro y alterno tribunal de inquisición al servicio del nuevo “padre”. Mientras, los venezolanos más responsables nos dedicamos a buscar y a resolver la crisis humanitaria que cada extiende sus garras sobre millones de personas.
Omar A. Ávila H.
Diputado a la Asamblea Nacional
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