Mientras el régimen reitera su teatral táctica distraccionista de hacer ver al país como víctima de agresiones que se inventa, a los demócratas de esta oposición, que cada día crece más, no nos queda otro camino que aferrarnos a la legalidad de nuestros actos. Así, al momento que Maduro y sus compinches tratan una vez más de desviar la atención a los venezolanos y al mundo con sus ridículos y costosos “ejercicios militares por la defensa de la patria”, a nosotros se nos plantea la práctica democrática y constitucional del voto, con los pasos que ella involucra. Esos son y deben ser, nuestros propios ejercicios de soberanía.
Por eso en este debate sobre concurrir o no a un proceso electoral, como en este caso para la designación de gobernadores de estados, convocado por una institución indudablemente ilegítima, conviene de nuestra parte insistir en realidades que deben ser debidamente consideradas. Analicemos algunas.
En primer lugar, es preciso tener presente la base de tal convocatoria, y allí encontramos que esta tiene su fundamento en la Constitución de la República, en la que se establecen los correspondientes lapsos de celebración de los distintos comicios para la designación de todos los cargos de carácter electivo. De manera que podemos entender que este proceso tiene una base constitucional, aunque al frente del Poder Electoral encontremos un CNE usurpador por la irregularidad de la designación de algunos de sus miembros rectorales.
Ante tal realidad, podemos considerar la posibilidad cierta de hacer uso de nuestro derecho a elegir, pero sin renunciar al deber que tenemos de mantener la lucha porque a la par sean designadas las autoridades comiciales de manera que se garantice la legalidad y pureza del organismo. ¿Qué es una tarea difícil? Claro que lo es, pero todo resulta cuesta arriba frente a un adversario tan peculiar, por su característica delincuencial, que enfrentamos.
Lo contrario, también en cuanto a la base legal, fue el proceso para elegir la Constituyente, dado que para su convocatoria se violentó lo establecido en el artículo de la Constitución (347) que, de manera inequívoca señala que tal potestad radica en el pueblo y en nadie más. Basta solo con pensar cómo es que se pueda designar un organismo con carácter de “suprapoder”, sin limitación de tiempo de existencia, sin que su constitución sea aprobada por el único soberano que es nada menos que el pueblo. Esa es la que no terminamos de tragar, como tampoco se la han tragado los países democráticos y civilizados del mundo.
Por otra parte, en relación al argumento de “defensa de la soberanía” de la cual nos hablan los voceros del régimen, especialmente Maduro, Diosdado y su ahora incondicional Alto Mando Militar, debemos preguntarnos: ¿De qué soberanía pueden hablarnos quienes ponen en manos del régimen cubano las más importantes decisiones del Estado de su par venezolano? ¿O es que siguen pensando que los venezolanos y los dirigentes de países e instituciones internacionales del mundo democrático son pendejos?
Pero, el ejercicio de nuestra auténtica soberanía es la que nos disponemos ejercer en los próximos días, contra viento y marea, y esto pasa por mantener el principio de la unidad de los sectores democráticos de la oposición, como condición fundamental para avanzar en el propósito de cambio y rescate de la institucionalidad del país.
Y la tarea unitaria en este sentido es, en primer lugar, concurrir al llamado a las primarias que se nos convoque para escoger y acatar la designación de candidatos únicos en los estados del país donde ello sea posible; en segundo término, participar en una campaña electoral de altura, con un debate de ideas y con perfecta claridad del momento que vive el país, sin estridencias ni festines, y haciendo uso racional y masiva de los medios de comunicación y redes a nuestros alcances; y, finalmente garantizar la concurrencia masiva a las urnas electorales el día que finalmente sea fijada la fecha de esta primera elección, con proyección a las siguientes para designar consejos estadales, alcaldes, concejales y Presidente de la República. Todo esto, entendamos, son parte de los verdaderos ejercicios de soberanía a que estamos llamados los demócratas de nuestra querida Venezuela.
@JJMorenoA