ALTO
LA HABANA:
Indagando con mis fuentes isleñas consigo algunos detalles de las razones por la que el presidente Maduro viajo sorpresivamente a Cuba a reunirse con su amigo, guía y maestro Raúl Castro. La excusa era homenajear a Fidel en su tumba. Acosado por el diario crecimiento de las naciones que no reconocen a la cubanísima Constituyente, califican a su régimen como una dictadura cívico-militar, ponen cada día más trabas y exigencias a sus negocios y exigen cuanto antes el cese de la violencia, las muertes y la represión, al mandatario se le ocurrió solicitar a Raúl que moviera sus influencias en la región para convocar una cumbre de países amigos. El apuro de Nicolás creció cuando el presidente de la Asamblea Legislativa de El Salvador señaló públicamente que no iban a convocar una reunión extraordinaria de presidentes de la CELAC como se los había solicitado el presidente de Venezuela. A eso se añaden los comentarios que repiten por doquier otros mandatarios latinoamericanos señalando al venezolano como “una raya si sale en una foto con nosotros”. Hoy la identificación de Maduro y su gobierno es de “dictadura represiva” para todos menos para Morales, Ortega, Castro, los $ocio$ de PetroCaribe y ¿Sánchez Cerén todavía?…
¿CUÁNDO EMPEZÓ?:
Escribí por estos días en torno a la llamada Ley contra el Odio que la írrita Constituyente Cubana quiere aprobar ilegalmente, como lo es toda ella en sus funciones asumidas. Si vamos a castigar a los que hoy odian a un régimen y todo su “apparatchik soviético” (que ha destruido todo un país en cada una de las instancias que se ha apropiado, expropiado, comprado, usurpado, robado, arruinado, desmoronado y cualquier otro sinónimo destructivo) debemos comenzar por el principio de los tiempos. ¿No fue acaso el régimen que se instauró con Chávez Frías en 1999, y que ha seguido hasta hoy con Maduro Moros, quien sembró el odio entre los venezolanos con la diatriba permanente contra todo aquel que no comulgara con sus órdenes? ¿No fueron Chávez, Maduro y toda la corrupta cúpula gubernamental -de civil o de uniforme- quienes lanzaron por todos los medios y en atormentantes cadenas los más horribles denuestos, infamias, agravios, vilipendios, injurias, ultrajes, calumnias, obscenidades, improperios, y vulgaridades para someter a personas, instituciones todas desde la Iglesia hasta los empresarios, los medios de comunicación, los periodistas, simples mortales, dirigentes y políticos no complacientes para someterlos al escarnio público?
Si castigaremos a los que odian debemos comenzar por castigar a los que se han hecho odiar con sus acciones, su prepotencia, su poder omnímodo y vulgar. Aquellos que en 18 años se han solazado y regocijado ofendiendo a sus compatriotas apoyados en la fuerza bruta, las armas y la violencia. Una ley para quienes han usado otra versión gubernamental de la guerra económica autoinfligida. Los de la “guerra del odio” también “autoinflingida”. Con solo revisar los testimonios en todos los medios posibles sabremos fácilmente dónde comenzaron a odiar los siempre amables y solidarios venezolanos. ¿Si va?…
MEDIO
PARA LA GALERÍA:
Tras entrevistar al muy respetado abogado penalista Jesús Alejandro Loreto, en torno a las palabras de Maduro anunciando petición a Interpol de Código Rojo contra la Fiscal General Luisa Ortega y su marido, Germán Ferrer, diputado del PSUV, nos quedó muy claro que ellas son parte de la permanente farsa comunicacional. Para Loreto, Maduro tiene la concepción errada de creer que Interpol es un grupo armado que actúa en los 190 países que son sus miembros, cuando es una organización similar a la OEA o la ONU. En su estatuto de creación la primera excepción a su actuación es por delitos políticos. Luego son los casos por delitos raciales, religiosos o militares. La cooperación global es básicamente para lograr la extradición de criminales buscados por diversos delitos principalmente narcotráfico, lavado de capitales, terrorismo y crímenes. Si se va a su página web se pueden ver los 19 solicitados por el CICPC de Venezuela. Ninguno por los delitos que exceptúa la organización. Además, es improcedente una extradición si el delito no está contemplado en la regulación existente en el país donde procede la aprehensión. Adicionalmente si en el país solicitante no se garantiza el debido proceso, los derechos humanos o la vida del solicitado, se prohíbe hacer el procedimiento. Es decir que ni a la Fiscal ni al diputado Ferrer se les puede aplicar “la orden de Maduro”. Mentiras y farsas a diario para mantener la “ilusión del gobierno de los pobres”…
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