El país en una crisis pavorosa, el pueblo pasando hambre y sin medicinas, sufriendo terribles calamidades y el régimen despilfarra miles de millones en ejercicios militares dizque para enfrentar al imperio: una gran payasada con el pomposo nombre de “Soberanía Bolivariana 2017”. Nada nuevo, los comunistas han vivido su existencia manipulando al pueblo con un enemigo externo y ahora los cubanos han impuesto en Venezuela la cartilla que a ellos les funcionó en el marco de la guerra fría. Por fortuna, Bahía de Cochinos y la Crisis de los Misiles de 1962 no se repetirán, la realidad es otra… Pero más bien ocupémonos de develar la grosera manipulación que subyace en la retórica populista del gobierno. ¿De cuál soberanía estamos hablando? Por su desempeño, pudiéramos inferir que esta “revolución” asume el concepto de soberanía de las monarquías absolutas, recogido en la expresión de Luis XIV: “El Estado soy yo”; de ahí que el monarca fuera El Soberano, así le decían. Obvio, hay una gran diferencia: a Luis XIV lo llamaban “El Grande” y era objeto de adoración, nada que ver con el repudio y la mísera estatura de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Raúl Castro o quien crea ser “El Estado” en este caso. Y a propósito de las dificultades de hoy, recordemos también la frase del obispo de París en su oración fúnebre al monarca: ¡Solo Dios es grande!
Las dictaduras modernas prefieren manipular el concepto que heredamos de la Constitución Francesa de 1793: “la soberanía reside en el pueblo”, máxima trillada por quienes usurpan el poder en Venezuela. Por supuesto, para ejercer la soberanía es indispensable un pacto social y formas de expresar la voluntad colectiva. De esta realidad derivan dos modalidades: la “soberanía popular” sustentada en el sufragio universal y la “soberanía nacional” que reside en un parlamento legítimamente electo. De ellas dos emanan todas las competencias –sin excepción- de los poderes públicos. Entonces ¿de cuál soberanía hablamos, si la dictadura convocó a una Constituyente vulnerando la soberanía popular y luego instaló ese fraudulento parapeto para violar la soberanía nacional? De la clásica definición de Jean Bodin (1576) tomamos que la soberanía “es el poder absoluto y perpetuo de una república” y es así, solo que en Venezuela el régimen cubano-militar ha destruido a la república.
La dictadura pretende hacer creer que los promotores del cambio estamos aliados a intereses foráneos y apostamos a una invasión yanqui. Aquí los únicos que están a favor de una intervención extranjera son los que entregaron el país al poder cubano, facilitando su acceso a altas esferas del Estado, incluyendo la FAN. Traidores a la patria son los que han sextuplicado la deuda externa, hipotecando el país a los chinos, rusos, iraníes y demás socios de las cúpulas podridas. Vende patria son los corruptos insaciables que defalcaron a PDVSA y nos convirtieron en una potencia del narcotráfico; los que hablan de “soberanía alimentaria” y destruyeron el aparato productivo para enriquecerse con el guiso de las importaciones. Miserables los que hablan de soberanía para justificar la opresión y utilizan el principio de autodeterminación de los pueblos para mancillar derechos humanos fundamentales. A ellos el pueblo los desprecia, no a los gringos, ni al resto de la comunidad internacional que expresa su angustia por la pérdida de libertades y por las penurias que hoy sufre el pueblo venezolano.
Twitter: @RichCasanova
(*) Dirigente progresista / Vicepresidente ANR del Colegio de Ingenieros de Vzla.