“Las condiciones materiales de existencia definen la conciencia social de los pueblos”. Principio marxista, que indica la acción o reacción de la gente ante la abundancia o carestía de los bienes necesarios para la vida misma.
Existe una ecuación macroeconómica que define estos fenómenos de inflación y escasez que se presentan en la economía: M*V = Q*P. Es decir, la cantidad de dinero que circula en una economía (M), multiplicado por su velocidad de circulación (V), la rapidez con que un billete pasa de una mano a la otra, debe ser igual al volumen de bienes y servicios que se producen (Q) multiplicado por su valor de adquisición o precio (P).
Si la masa monetaria que circula en un país es mayor al valor de los bienes y servicios producidos en un período determinado, señalamos entonces, que la inflación está inducida por exceso de liquidez en la economía. Ello depende de las políticas de ingreso y gasto fiscal que se establecen en el presupuesto nacional para un período determinado. Si el presupuesto nacional es deficitario, entonces la cantidad de dinero presupuestado por el gobierno para el gasto es insuficiente, y debe recurrir a créditos adicionales para cubrir el déficit fiscal, y/o devaluar el signo monetario, es decir, crear dinero inorgánico, lo cual es también una política que genera inflación.
De tal manera, en un país con pulcritud y sanidad financiera la ecuación antes señalada bebe estar en equilibrio. Luego, el Banco Central de Venezuela garante del mayor poder adquisitivo de la moneda y por tanto regulador de la inflación, debe tener una autonomía financiera que garantice el equilibrio de la economía circulatoria (M*V) con relación a la economía real (Q*P).
En Venezuela, esta política de exceso o escasez de dinero en la economía está muy vinculada a la producción de petróleo y a los niveles de los precios de los hidrocarburos a nivel internacional, desde los años 70 hasta la actualidad. Es decir hemos tenido niveles altos de inflación en periodos de vacas gordas y también en períodos de vacas flacas, por la irresponsabilidad de los gobiernos de turno en el manejo de las finanzas públicas en una sociedad rentista. De tal manera, la dinámica económica del país no obedece a la producción nacional de bienes y servicios no petroleros, para nuestro consumo y exportación (Q*P), sino que la dinámica del oro negro define nuestro flujo de caja (M*V).
En macro economía esa ecuación descrita anteriormente debe ser, necesariamente, igualitaria, so pena, de desequilibrios macroeconómicos recurrentes.
Las grandes crisis económicas de la mal llamada cuarta república se dieron entre: 1970, 1974, 1983, 1994 y 1998. Todas con las siguientes características:
• Caída de las Reservas Internacionales.
• Fuerte deuda externa.
• Incremento del gasto público.
• Déficit fiscal.
• Déficit en tesorería.
• Oferta de bienes y servicios insuficiente.
• Incremento de las importaciones.
• Inflación y devaluación con creación de dinero inorgánico.
• Fuga de capitales.
• Control de cambio.
• Surgimiento del mercado negro de divisas.
• Caída del aparato productivo.
• Deterioro generalizado de los servicios públicos.
• Crisis políticas y alzamientos militares.
• Depauperación progresiva de la sociedad.
La crisis social que ha producido el régimen chavista/madurista, desde hace 18 años de gobierno, tiene las mismas características macroeconómicas antes señaladas pero con varios ingredientes que la hacen explosiva.
El deterioro económico es de tal magnitud, que surge otros fenómenos que acrecientan la inflación de forma exponencial. Uno, El haber destruido el aparato productivo nacional, público y privado, en un 60% , ha determinado que el PIB nacional se halla contraído en los últimos 4 años en aproximadamente 35% generando escasez estructural en la economía, tenido, entonces, que importar el 75% de los bienes para el consumo general, dentro de ello la cesta básica. Dos, brota entonces un fenómeno inflacionario nunca antes visto en la economía venezolana: el bachaqueo generalizado, inclusive inducido por el gobierno. La escasez de producto ha llegado a tal dimensión que el bachaqueo forma parte hoy, de la inflación estructural del país. Bachaquea el pueblo y bachaquea el gobierno con las bolsas CLAP, duplicando y triplicado los precios de los bienes en una escalada sin límites producto de la carestía.
Otro nuevo producto inflacionario es el denominado cono monetario. La inflación tan prolongada en el país que hoy raya en el 23% intermensual, preámbulo de la híper inflación, ha destruido drásticamente el poder adquisitivo del papel moneda. El régimen en una jugada macabra que nadie entiende, menos las mafias incrustadas en las más altas esferas de gobierno, retiraron en solo tres días el billete de 100 bolívares, el papel moneda de más alta circulación nacional. La medida trajo como consecuencia muerte y saqueos en todo el país, en especial en los estados mineros. Vuelven a incorporar el billete de 100 bolívares, y añaden, en forma ineficiente, el nuevo cono monetario, sin desincorporar los billetes de 100 bolívares del circulante. Este proceso así ejecutado es inflacionario, o sea, más fuego a la candela.
Luego, la inflación es tan descomunal que en menos de tres meses el incremento vertiginoso de los precios de bienes y servicios se tragó, literalmente, el nuevo cono monetario, lo que induce, una vez más, la escasez de papel moneda. Surge entonces el denominado corralito financiero. Los bancos por escasez de billetes no pueden cubrir la demanda de dinero en los cajeros automáticos, limitan el monto en la emisión de cheques, etc. El pueblo cuyo ingreso no cubre la cesta básica mínima para su sustento, tiene que recurrir a comercios, inescrupulosos, que les cobran entre el 12% y el 15% por adelanto de efectivo. Entonces, Juan Bimba, entre lo poco que le da el cajero automático y el corralito en efectivo pueda, a dura pena, adquirir comida para el consumo diario.
Esta trilogía de inflación indetenible, escasez y corralito es un cóctel explosivo, que dentro de poco pondrá calentar las calles.
Por otra parte, la presidenta de la inconstitucional y fraudulenta ANC, ha señalado que el culpable de la escasez y la inflación es el, imperialismo mismo, con las restricciones económicas impuestas al país.
Las medidas económicas adoptadas por gobierno de Donald Trump, obedecen en primer término. Sancionar un régimen, violatorio de todas las libertades democráticas contenidas en la CRBV, lo mismo sucedió con el régimen del apartheid en Sudáfrica. Violaban todos los derechos humanos de los negros nativos de esa nación, y la mayoría de los países demócratas del mundo impusieron sanciones al régimen del apartheid, inclusive Venezuela. En segundo lugar, Venezuela tiene el riesgo país más alto del mundo. Este índice mide el diferencial entre la tasa de interés que pagan los bonos del tesoro de los EEUU y los bonos emitidos por países emergentes: nuestro país cierra el año 2016 con un índice de 2.600 puntos base (PB) por lo cual tenemos que cancelar un interés, promedio, de más de 20 puntos porcentuales por encima de lo que pagan los Estados Unidos por su deuda pública. Tercero, PDVSA se ha transformado en una centrifuga de lavado de dinero, como lo señalan los voluminosos depósitos en la banca europea (Andorra) que nada tienen que ver con el negocio petrolero.
El régimen de Maduro ha utilizado la irresponsable política económica de permanente renovación de la deuda externa, corriendo la arruga, y refinanciando los bonos con descuentos hasta del 70% con intereses que oscilan entre 12% y 25%, lo que representa un verdadero desfalco a las finanzas públicas. Por eso, la medida de calificar a los bonos como activos ácidos o bonos chatarra. Pues las autoridades monetarias de los EEUU están conscientes de que el impago de esos instrumentos financieros es cuestión de tiempo. En un país que no tiene flujo de caja a futuro para cubrir esos altos compromisos financieros, dado el impresionante deterioro de la industria petrolera venezolana, y la tendencia en el mediano y largo plazo de un estancamiento de los precios de los hidrocarburos en torno a los 60$/barril. Ello unido al profundo deterioro económico del país imposibilita el pago oportuno de la deuda externa.
El gobierno de Hugo Chávez recibió en 1.999 una deuda de 27.000 millones de dólares, para el año 2.006 la deuda alcanzaba los 30.000 millones de dólares, para el año 2.017 la duda alcanza la astronómica cifra de 200.000 millones de dólares. Teniendo es ese período un ingreso por factura petrolera que se aproxima a los 2 billones de dólares. Porque esta gigantesca deuda en el período de mayor bonanza financiara en la historia republicana de Venezuela. Esa es la triste realidad de las finanzas públicas en el período chavista.
Luego la crisis triangular de la economía venezolana: Inflación, Escasez, Corralito financiero y las sanciones económicas ponen al régimen al borde de la explosión social.
El 10 de septiembre son las primarias de la oposición participa con entusiasmo democrático, y luego obliguemos al régimen que fije la fecha definitiva en el mes de octubre para las elecciones de gobernadores. Les daremos una espeluznante paliza, y demostraremos el fraude constituyente. Luego la inminente salida del régimen de Maduro.
Econ. Nelson A. Pérez Valdivieso.
Miembro del Secretariado Nacional de Movimiento Progresista de Venezuela. MPV.
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@nelsonperezv