Cuando asumió fraudulentamente la Presidencia de Venezuela, se presumía por sus actuaciones públicas, que era un pirata sin parche y sin escrúpulos, sin formación alguna, que no fuera la violencia paramilitar. Que regiría una Venezuela ya convulsionada, apoyado por militares mediocres, ladronescos y vagabundos, que dirigen casi todas las instancias ejecutivas, sin preparación alguna y con las manos libres para desfalcar el erario como efectivamente lo hacen cada minuto.
Desde ese momento comenzó a culpar al imperialismo de los problemas que la incompetencia fue acentuando. De allí que luce paradójico que ahora con los nuevos anuncios del gobierno de EEUU, analistas respetados, pero para mí esta vez equivocados, aduzcan que estos ofrecerán argumentos a Maduro para su parafernalia anti-imperialista. Con o sin medidas, los cubanos le entregaron la cartilla que diariamente lee: “la culpa de todos los males es el imperio”. Señalar igualmente, que esas políticas no han dado resultados en otros países, es usar el mismo patrón para situaciones distintas en tiempo histórico y en realidad social. El fracaso en Cuba no se debió a las medidas, sino a los “medidores”. Afirmar que va empeorar la situación de los venezolanos, es desconocer los sufrimientos y el paisaje de ruina al que llegó el país en todos sus estratos, menos el grupito que con las armas y la represión se mantienen en el poder.
Este gobierno en lo único que está preparado es para desvalijar lo poco que hay. Han anunciado decretos de emergencias, que sustituyen por otros, sin decir que pasó con el anterior. Motores que nacen fundidos sin recorrer camino alguno. A mangueta limpia los Venezolanos han visto como el PIB ha caído en cifras cercanas del 50%, proceso de hiperinflación sin freno ni con estribos, la pobreza ronda el 90 % de los hogares venezolanos, mágica cifra que Maduro logró multiplicar por 3 en cuatro años, las reservas internacionales, con las que Chávez charrasqueaba ante el mundo, han llegado a su nivel más ínfimo en toda la historia. El gobierno de Maduro se hizo experto en destrozarlas.
PDVSA, la joya de la corona, fue saqueada como lo hacen con las panaderías, bajando la exportación en más de 150 mil barriles diarios, con el agravante, que la disminuida producción, gran parte es regalada a Cuba y algunas islas aprovechadoras del caribe, a cambio de su voto en los organismos internacionales.
Las energías alternativas harán cada vez menos necesario el petróleo, lo cual nos dibuja un futuro más oscuro aún, si consideramos que estos capitostes desconocen absolutamente que significa esto y nada de raro tiene, que los genios de la falsa constituyente, proclamen un decreto declarando las energías alternativas como enemigas de la patria y parte de la guerra imperialista. Imagínense, el hijo de Maduro es el Presidente de la comisión de economía.
En fin, sin intervención externa de ninguna naturaleza, al contrario, con muchos beneficios en el mercado internacional, arruinaron el país, enfermaron la economía y a las personas, llevando todo esto a una situación donde no hay comida, no hay medicina, ni hay esperanza. Ellos mismos han montado el escenario del desastre que propiciará la otra salida. El dilema es: o se salva el país o se salvan ellos. Pero ambos, imposible.