Las negociaciones sobre el Brexit no han registrado “ningún progreso decisivo” en lo que concierne a los principales temas de la salida del Reino Unido de la UE, se lamentó este jueves el negociador jefe del bloque, Michel Barnier, tras la segunda ronda de conversaciones en Bruselas, reseña Reuters.
“Esta semana hemos aportado clarificaciones útiles sobre muchos puntos”, dijo a la prensa, citando el ejemplo del asunto de los trabajadores fronterizos.
“Pero no hay ningún progreso decisivo sobre los temas principales”, precisó Barnier, y subrayó que subsisten dificultades sobre la “factura financiera” del Brexit.
“Estamos lejos de constatar progresos suficientes para poder recomendar al Consejo europeo (los dirigentes de los 27) que se inicien las conversaciones sobre la futura relación entre el Reino Unido” y la UE, subrayó.
A su lado, su homólogo británico, David Davis, lamentó por su parte que “el enfoque británico sea significativamente más flexible y pragmático” que el de la UE en las negociaciones. No obstante, señaló como para mitigar: “hemos tenido algunos progresos concretos”.
Los 27 países que permanecerán en la UE han fijado tres prioridades absolutas: la factura que deberá pagar Reino Unido, el futuro de los ciudadanos europeos en territorio británico y el de la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte.
Solamente bajo la condición de haber realizado “progresos suficientes” en estos ámbitos, los 27 aceptarán debatir, en una segunda fase de negociaciones, la “relación futura” con Reino Unido en el plano comercial.
Londres presentó por primera vez esta semana su propio análisis jurídico de la factura que deberá pagar al abandonar la UE, para respetar compromisos ya adquiridos, especialmente en el marco de los presupuestos europeos.
“Todavía hay divergencias que superar”, admitió Davis. “¡Tenemos un deber ante nuestros contribuyentes!”, afirmó.
La suma que Londres debería pagar para finiquitar sus compromisos financieros en el seno de la UE es evaluada oficiosamente del lado europeo entre 60.000 y 100.000 millones de euros, pero Londres rechazaría pagar más de 40.000 millones según la prensa británica.