Una semana después del paso del huracán Harvey, millones de habitantes del sur de Estados Unidos se esfuerzan por reanudar sus vidas en barrios convertidos en islas, limitados por las dificultades de abastecimiento, los cortes de corriente y la parálisis del transporte.
AFP
Para decenas de miles de habitantes, instalados en centros de acogida, el regreso a sus hogares es impensable dada la lentitud de la decrecida de las inundaciones.
Las casas han permanecido abandonadas durante varios días, con un agua lodosa que ha llegado al nivel de las ventanas, a veces incluso más arriba, y los autos están listos para ir al desguace.
Al regresar a su vivienda en Port Arthur el viernes, Tobias James encontró sus dos vehículos llenos de agua, incluyendo un Dodge totalmente nuevo. “El seguro de uno de ellos venció hace ya años”, se lamentó, al tiempo que se consolaba pensando que todos sus parientes se encuentran bien.
– Nuevas explosiones –
En la planta química de la empresa Arkema, al norte de Houston, se podían ver llamas y una densa nube de humo negro, según imágenes aéreas de televisoras locales.
“Es la reacción que esperábamos que ocurriera. Ya se han tomado medidas y el área ha sido evacuada, no hay personas cerca”, dijo a la AFP un empleado de la planta, que fabrica peróxidos orgánicos, un compuesto extremadamente inflamable y cuyas emisiones de humo son tóxicas.
El jueves ya se habían registrado dos explosiones en la planta, ubicada en Crosby, luego de que se encendieran peróxidos altamente inflamables tras quedar sin refrigeración porque las inundaciones causadas por Harvey provocaron un corte de electricidad.
En total, nueve contenedores con unas 225 toneladas de peróxido orgánico están en la planta. Uno de ellos se quemó el jueves.
El presidente de Arkema en Estados Unidos, Richard Rowe, indicó que los nuevos incendios se esperaban y los contenedores “deberían prenderse fuego en los próximos días”.
Funcionarios de la planta defendían su decisión de dejar los peróxidos en el lugar, afirmando que tratar de sacarlos habría sido muy riesgoso.
– Regresa el béisbol –
En la ciudad portuaria de Rockport, al suroeste de Houston, las escuelas permanecían cerradas y la electricidad cortada. Algunas casas amenazan con derrumbarse y otras ya forman montañas de escombros.
En esta ciudad, golpeada por el huracán el viernes pasado, los postes de la electricidad cayeron al piso y una iglesia perdió su techo. El daño dentro de las casas era tremendo. El vicepresidente Mike Pence visitó la zona el jueves y prometió a las víctimas que no serían olvidadas.
En cambio, en Houston y en la vecina Corpus Christi volvía lentamente la normalidad, con la reanudación del servicio eléctrico, el de transporte público y amplias operaciones de limpieza.
El equipo local, los Astros de Houston, anunció que podrían jugar en la ciudad los partidos previstos contra los Mets de Nueva York este fin de semana.
“Va a ser emocionante”, predijo el coach de los Astros, A.J. Hinch. “No puedes imaginar la importancia de estar en casa cuando te prohibieron volver a casa”.
– Del salvamento a la recuperación –
“Texas está en proceso de rápida recuperación gracias a los hombres y mujeres que han trabajado duramente, pero todavía queda mucho para hacer”, tuiteó este viernes Donald Trump.
El presidente viajará a las zonas afectadas el sábado para reunirse con las víctimas de Harvey, y la Casa Blanca solicitará al Congreso el desbloqueo de unos 5.900 millones de dólares en fondos de emergencia para ayudar a las víctimas.
El alcalde de Houston, Sylvester Turner, pidió a los residentes de unos vecindarios inundados cercanos a los embalses de Addicks y Barker que abandonen el área, porque la zona podría permanecer dos semanas más bajo agua, pero muchos se niegan a hacerlo.
Harvey ha causado al menos 42 muertes, pero esta cifra podría subir, pues los rescatistas temen que encontrarán más víctimas, mientras el cuerpo de atención de emergencias anunciaron el viernes que ha rescatado a más de 4.500 víctimas y a 200 mascotas.
Los daños materiales se calculan entre 30.000 y 100.000 millones de dólares.
Y un nuevo motivo de preocupación acecha en el horizonte, con la presencia en el Atlántico de un nuevo huracán, Irma, que se dirige al sur del Caribe y que llegará allí al principio de la próxima semana.
Con vientos de 175 km/h, “Irma se convertirá en un poderoso huracán durante varios días”, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés).