Puedo entender que para muchos conciudadanos, la decisión de la Unidad política venezolana de inscribir candidatos a las elecciones regionales convocadas por el fraudulento CNE pueda resultar un acto de total incoherencia. Lo comprendo porque yo mismo me pronuncié públicamente en cuanto a mi inconformidad con esta decisión política.
En primer lugar, comprendí que inscribir candidatos a las elecciones regionales resulta ser una jugada táctica que evidentemente boicotea la intención del régimen de apoderarse de las gobernaciones por falta de contrincantes. No podemos permitir que nuestro mapa se pinte de rojo -como sucedió en 2012- cuando sabemos que la dictadura es repudiada por más del 90% del país.
Muchos hermanos han encasillado el concepto de resistencia, lo han entendido como una única forma de lucha, en un único frente y en un único terreno -la calle-. Entendamos que ‘resistencia’ es la capacidad de “resistir”, y eso lo podemos hacer en distintos ámbitos y en muchos terrenos de lucha.
Por ejemplo: la resistencia judicial. Los abogados que nos hemos dedicado a la tarea de la defensa de los ciudadanos encarcelados por pensar distinto al régimen no reconocemos como válido al actual TSJ -pues sabemos la forma ilegal en que sus magistrados fueron designados-, sin embargo, esto no supone que debamos dejar de asistir a las audiencias para trabajar en pro de la liberación de nuestros jóvenes. Dejarlos allí no es una opción… Eso es resistir judicialmente.
He entendido que el espacio electoral también es una forma de resistir. No estamos de acuerdo con el actual CNE, sabemos que es tramposo y está parcializado -al igual que el TSJ- pero no podemos ceder nuestro derecho a elegir. Debemos seguir presionando desde todos los espacios y obligar al régimen a reconocer a la mayoría. A eso lo llamaría “resistencia electoral”.
Lograr la mayoría de las gobernaciones de oposición supone lograr una mayor cantidad de trincheras para seguir en resistencia y, además, socavar las bases del régimen quitando a personajes que se han encargado de usar los fondos e instituciones regionales para instaurar y mantener a la dictadura.
Así las cosas hermanos, vecinos y compatriotas, no perdamos el foco, hacerlo traería como consecuencia regalarle a la dictadura meses de oxigeno que los venezolanos no tenemos ni para nuestro propio consumo.
Ante la demagogia de la dictadura, la debacle económica y social sigue cobrando vidas y es nuestra obligación moral y ciudadana lograr la libertad lo más pronto posible.
Sigamos juntos, en las calles y con nuestro objetivo claro: recuperar la libertad para todos. Las estrategias son varias, ejecutémoslas todas, pero sin perder de vista nuestro objetivo.