El horror del abandono y del maltrato volvieron a aparecer en Gran Bretaña tras el descubrimiento de una fosa común con los restos de al menos 400 niños y bebés muertos entre 1864 y 1981 hospedados en el entonces orfelinato escocés Smyllum Park de monjas católicas, según reseñó Infobae.
El caso, divulgado por una investigación del programa File on Four de la BBC Radio 4 y del dominical Sunday Post, recuerda al que emergió en marzo pasado en Irlanda, donde en otro antiguo orfelinato católico se confirmó la existencia de una fosa común con restos de casi 800 niños.
En esta ocasión, el teatro de esa pesadilla es Lanark, en el condado sureño de Lanarkshire: tras las excavaciones y los estudios realizados, se logró dar con los restos de los niños y los bebés enterrados uno junto al otro en el lugar a lo largo de un período de 117 años.
Los restos fueron encontrados en un área del cementerio de St Mary’s, cerca del ex instituto. Se trata de una fosa común, no hay identificación sobre el nombre o el apellido de los pequeños: como si fuesen fantasmas que pasaron por el orfelinato, cerrado hace 36 años.
Según las estimaciones, en más de un siglo pasaron por el lugar 11.600 pequeños, de hecho, niños que eran “hijos de nadie”.
Por el momento no hay pruebas de abusos, como según parece quedó por otra parte descartado también en el caso irlandés. De todos modos, el terrible hábito de dar sepultura colectiva a los niños vuelve a plantear un comportamiento consolidado a lo largo de las décadas y que de hecho permitía esconder hechos como la desnutrición, las enfermedades y la miseria.
El caso demuestra en otras palabras cómo era ocultada la mortalidad infantil, en una estructura que, por otra parte, decía trabajar en nombre de la caridad cristiana.