Vimos cómo al transcurrir las campañas en los estados donde no se logró candidaturas únicas, por diferencia en los liderazgos locales o por diferencias de los partidos nacionales que conforman la Unidad, algunas en competición sana y otras un poco más elevada de tono, esperando siempre para aquellos que obtuvieron el triunfó tengan claro el objetivo principal de la lucha que se está llevando en nuestro país. No es menos cierto que en algunas oportunidades hemos escuchado promesas generadas en el fulgor de la campaña,un poco irrisorias, fuera de la realidad, creando falsas expectativas, ofreciendo un bienestar que, por los momentos, no se podrán alcanzar.
No debemos olvidar que nuestro principal contenedor es un régimen que ya hace rato perdió la voluntad del soberano, y que se vale cualquier artilugio para mantenerse en el poder, muchas veces fuera de la leyes y de la propia Carta Magna, que poco a poco quieren ir desplazando a través de la espuria asamblea nacional constituyente. O valerse de personas que ocupan puestos burocráticos que no fueron más que elegidos por un dedo, como las rectoras vencidas y parcializadas del CNE o los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, por nombrar algunos.
Bajo este panorama, a simple vista insatisfactorio, encontramos la otra cara de la moneda: un pueblo con un valor democrático arraigado en los cromosomas, ese valor que debe ser el que nos mantiene unidos bajo cualquier circunstancia, sin importar las diferencias ideológicas, de credo o militancia, buscando siempre nuestro principal objetivo como es la pronta salida de los que hoy mal gobiernan nuestro país, siempre por los canales democráticos. Para dar la cara ante el mundo porque tenemos la razón. Los que generan la violencia, son aquellos que poseen las armas pero nunca la razón.
Esa cara que mostramos siempre, debe ser por la participación popular, aunque muchos renieguen y esperen que ese tan anhelado cambio sea por cualquier vía, sin pensar en las consecuencias posteriores que traería esos cambios poco o nada convencionales. Panorama que nos lleva a pensar en un método científico no tan convencional, como es la teoría de juegos: no es sólo pensar lo que quieres o debes hacer tú, siempre es necesario preguntarse qué harás teniendo en cuenta lo que crees que van a hacer los demás. Eso nos dice que debemos caracterizar a nuestro oponente para poder tomar las decisiones correctas que nos darán todas posibilidades de triunfo en circunstancias adversas. Por la experiencia personal y la política que los venezolanos hemos acumulado en los últimos tiempos, el camino reclama ante todo sensatez: no hay otro que el de la unidad para hoy y para mañana, a objeto de salir de esta pesadilla.
@freddyamarcano