Según la teoría evolucionista, la extinción de los dinosaurios se debió a su incapacidad para adecuarse a los cambios que la naturaleza experimentó en su momento. Tal símil cobra vigencia en este nuevo episodio de la diatriba nacional por el poder, solo que en este caso los que al parecer no mostraron capacidad de adecuación a los vertiginosos cambios en el escenario político fueron los más jóvenes.
Parece increíble pero muy cierto, que apenas nos distancian cinco semanas de cuando la consigna opositora era: calle y más calle. Los líderes de ese momento se comunicaban a diario por las redes sociales dando el parte de la jornada, que muchas veces resultaba trágico, y anunciando la próxima movilización, todo ello para evitar la realización de la inconstitucional Asamblea Nacional Constituyente, hasta que llegado el día fijado para la votación, el fatídico 30 de julio, se eligieron los diputados irritos. Fue un balde de agua helada lo que cayó sobre la población, un sentimiento de derrota ya conocido y la sensación, nada nueva, que con éstos señores del poder no vale opinión pública ni presión de calle, todo esfuerzo parece inútil ante quienes asumen el poder con desprecio por la opinión pública.
Apenas tres días después Henry Ramos se presentó en el programa de Vladimir Villegas y anunció, sin dubitación alguna, que AD participaría en la elecciones a gobernadores. Se le adelantó al resto, mas veloces y prestos en asuntos comunicacionales y sobretodo muy preocupados por la opinión de los que hacen vida en las redes sociales, renuente a aceptar de buenas a primera a “cambiar la calle” por unas elecciones de gobernadores.
Henry Ramos aguantó el chaparrón mediático y, fiel a sus creencias defendió la tesis de que calle y participación electoral no eran excluyentes, que en definitiva la protesta popular era, entre otras exigencias, por un cronograma electoral. Así que no podía eludirse a las elecciones de gobernadores, puesto que hacerlo era facilitarle la labor al gobierno.
Pero esto no lo comprendió Ramos Allup después del 30 de julio, sino mucho antes. El jefe de AD avizoró desde mucho antes que en un momento la circunstancias cambiarían y el escenario electoral volvería a surgir. Fue por ello que se dedicó a recorrer el país, estado por estado, y montando a los suyos en las elecciones de gobernadores. No es casual que cuando el zigzagueo de la realidad hizo de las suyas, los accióndemocratistas estuviesen prestos para el nuevo escenario. No es casual tampoco que hoy AD emerja de las primarias de la MUD como el partido con más candidatos a gobernadores, 12 o 13 al momento de escribir esta nota, con una clara influencia en los andes venezolanos y con una presencia en todo el territorio patrio.
Paradójicamente, fue el mas veterano de los líderes opositores y no uno de los liderazgos emergentes quien mejor entendió las bruscos cambios de la política nacional, y esa versatilidad y capacidad de surfear en la movediza realidad criolla lo tenga hoy como quizás el partido mas sólido. Ha vuelto AD.