Bexy Vicuña, bioanalista, tiene más de cuatro décadas en el ejercicio de su profesión. El sustento desde el principio de su vida profesional es un laboratorio clínico privado que abrió en 1972. Tiene diplomados, maestrías y fue profesora de la Universidad del Zulia durante 30 años. Hoy, como consecuencia de la crisis, no ve los frutos de sus esfuerzos ni las ganancias de su labor diaria. Cada semana es “un dolor de cabeza nuevo” por no tener la certeza de poder mantener los precios que maneja en los exámenes. No puede asegurar continuar con su trabajo una vez que su inventario de reactivos se termine, reseña el diario La Verdad.
Comenta que los insumos con los que cuenta en la actualidad quizás le duren un año y medio o dos. Luego de ese tiempo, lo más probable es que el sostén económico de toda su vida deba cerrar las puertas.
El local que utiliza es alquilado y debe responsabilizarse por el salario de tres trabajadores, quienes la ayudan todos los días en el laboratorio. Los gastos representan un porcentaje elevado con respecto a lo que sus ganancias actuales le permiten cubrir. Hay meses en los que solo percibe el dinero de su pensión.
“Cuando veo la lista de precios de los insumos se me pone el horizonte más pequeño. Algunos reactivos los preparo acá yo misma, pero los insumos que necesito para hacerlo también están escasos. Los que en enero compré en 73 mil bolívares, la semana pasada costaban 800 mil”, agregó. Reactivos que para el 2016 se compraban con 20 mil bolívares, hoy se consiguen en más de un millón 500 mil.
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