Olga Hidalgo de Curiel: La paciencia tiene límite

Olga Hidalgo de Curiel: La paciencia tiene límite

 

La paciencia además de una virtud, es una fuerza equilibrante, no babieca, que nos permite enfrentarnos a los acontecimientos más duros y difíciles con aplomo y sosiego. Alguna vez hemos leído como relato bíblico el Libro de Job que no pierde vigencia, allí queda al vivo que paciencia y sufrimiento van asociados en feroz desafío a Satanás, bajo cualquier manifestación, causante de calamidades y maldad.

A veces la vida nos somete a pruebas difíciles de diversa índole y en ello va el castigo, máxime, si no sabemos elegir y damos un voto a ídolos con pies de barro y cabeza llena de ideas sociales que siembran odio, dolor, muerte y crean situaciones críticas en las que debemos enfrentarnos con el lado más difícil y hasta desgarrador de la existencia humana, el despotismo, la soberbia y la intemperancia.

La paciencia nunca es resignación, ni conformidad, ni excluye la firme voluntad de no permitir el ultraje y la manipulación, sino, todo lo contrario; conviene poner siempre en el tapete social donde convivimos nuestra disposición inquebrantable de luchar contra la injusticia con mente lúcida y persistente actitud. Lo demás es falsa postura y manera de no complicarse la vida, la que asumen los que nadan en todas las aguas y se acomodan a lo que venga porque les sobra sabor.    

Las redes nos presentan un video que registra la indignación de una ciudadana que hace añicos los billetes de diez bolívares que le dieron en la taquilla del banco que le paga. Comparto su impotencia traducida en rabia, que la lleva a tal determinación.

La inflación que sufrimos devoró el Cono Monetario, esa cantidad no alcanza para nada. El racionar la cantidad pagada arbitrariamente es la expropiación del derecho a tu dinero, a lo que es propio, a lo que trabajaste honestamente, no es regalo de ningún mandante, ni de los endiosados gerentes de los bancos que no se dejan ver para que no les reclamen el abuso y la complicidad con políticas que siembran desconfianzas y llevan a actitudes de enfrentamiento y enemistad: Dá coraje ver a personas que vienen de lejos a retirar tan grotesca suma que dejan en el pasaje y regresan con las manos vacías a sus casas.

No es necesario tener un máster en Economía ó Gerente connotado de una entidad bancaria o Funcionario de alta jerarquía para darnos cuenta que nos condenan a la miseria mendicante y sobre todo al desgaste diario emocional y físico, dejando al descubierto la deshumanización implacable y la sordera congénita que se ha hecho viral y destructiva.

En las cadenas proselitistas y demagógicas se dá la orden; ¡“páguenle completo a los jubilados y pensionados”! unos cumplen otros no.

Los Banqueros saben que los billetes de baja denominación “nadie los quiere” ¡En las instalaciones bancarias algunas insuficientes para la cantidad de usuarios, además del hacinamiento, la línea que se va, los depositantes estrellas que usan y abusan del lugar destinado a los minusválidos, embarazadas y la tercera edad, sumado a la disminución de taquilla nos permiten discernir que no hay a quien quejarse ni disposición de corregir errores, por el contrario, indolencia que hace crecer la angustia y la desesperación. Claro, la propaganda con actores pagados dice otra cosa; la realidad: clama, grita, ruge!

¡Amanecerá y Veremos!

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