El 18 de septiembre comenzó el año escolar 2017-2018, para los estudiantes de educación inicial y básica; mientras que los alumnos de media y diversificada iniciarán el periodo lectivo el venidero 2 de octubre.
Este nuevo retorno a clases, mantendrá dentro del curriculum a todos los niveles, materias básicas como castellano, inglés, lengua, matemáticas, educación física, ciencias naturales y física; mientras que se incorporarán nuevas áreas como soberanía nacional (antigua instrucción premilitar), orientación y convivencia, además de seis horas de grupos de creación, recreación y producción, específicamente para los aspirantes a bachilleres de la República. El Magisterio desconoce qué pasará con las asignaturas de Historia de Venezuela, Geografía y Educación para el trabajo, las cuales quedaron en el limbo. La realidad es que se tienen previstas 44 horas de estudios semanales para básica y 46 horas semanales para bachillerato, dado el nuevo plan de estudio.
Este nuevo programa es el resultado de 30 informes, producto de una supuesta consulta llamada: “Por una mejor calidad educativa” que se realizó en marzo de 2014, o sea hace rato. La misma tenía 10 retos bandera entre las cuales estaban la inclusión, pedagogía del amor, más supervisión y formación permanente para los docentes. Dicho plan de educación se había iniciado el año pasado con algunas observaciones, pero Nicolás pidió adecuar el pénsum de estudios.
El programa reúne 400 planes de estudios que se han venido aplicando desde los años 70. En 1999 surgió la Constituyente Educativa y en 2009 se aprobó la actual Ley Orgánica de Educación que consagra el Estado Docente, se trata entonces de un solo plan de formación integral tanto para las ciencias humanísticas, científicas y sociales y está basado en los principios constitucionales de educación para el trabajo, para la creación de una sociedad de iguales donde se fomenten los valores de la libertad, independencia y soberanía.
La realidad es que estaba previsto que más de 8 millones de niños de primaria de todo el país se incorporaran a clases. La cifra es exhibida por el Ministerio de Educación como un logro que demuestra la inclusión educativa, sin embargo, desde la Federación Venezolana de Maestros en la entidad, reportaron que solo el 10 % de una matrícula de 230 mil estudiantes de primaria, se incorporó este lunes al periodo escolar 2017-2018.
De esta forma, el año escolar comenzó triste y débil, atrás quedo la emoción del primer día de clases, con nostalgia, recuerdo que el evento se dejaba ver en la calle dada la novedad de los uniformes, los zapatos enteros, las medias y el ruedo de las faldas y pantalones bien hechos, eso constituía sin duda, la alegría del estreno. Era algo que se sentía en el ambiente, el olor a cuaderno nuevo, útiles, los bultos de todo tipo, unos más modestos que otros, era el momento de reecontrarme con mis amigas.
Hoy día, la situación ha cambiado radicalmente, el día se torno gris y preocupante, el ausentismo —común, de acuerdo con los maestros, por tratarse de los primeros días de clases— se unió a problemas graves tales como fallas de infraestructura y procesos de inscripción retrasados, de modo que en ese orden el paisaje de muchas aulas se convirtió en una sucesión de pupitres vacíos.
El Gobierno aduce que trabaja todos los años en el mejoramiento y construcción de las plantas físicas como una de sus prioridades para que no se quede un niño fuera de la escuela con la Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas (FEDE), el mantenimiento y reparación de ocho mil escuelas como parte del plan “Gota de Amor” y con la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC) se mantienen los convenios mediante los cuales el Gobierno subsidia a 642 instituciones educativas que reciben, además, los textos escolares de la Colección Bicentenario que abarca 80 títulos. Sin embargo, la realidad es que muchas instituciones educativas están en remodelación, por lo que su planificación no coincide con el cronograma aprobado por el Ministerio de Educación y otras se vieron en la imposibilidad de comenzar actividades debido al deterioro del plantel, la cifra es aplastante, unos 28 mil planteles públicos están situación de deterioro.
En el mismo orden, no funciona el Programa de Alimentación Escolar que lleva a cabo la Corporación Nacional de Alimentación Escolar (CNAE) que se encarga de la entrega de cocinas y alimentos, programa que dicho sea de paso sólo ofrece almuerzos. Las fallas en este programa, cuyo objetivo es contribuir con el rendimiento escolar, son un factor de peso en el ausentismo.
En otros planteles la ansiedad de los padres se debió a otra causa: la búsqueda de un cupo esto en virtud que el periodo escolar 2016 – 2017 finalizó “abruptamente” el pasado 21 de julio por las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente, de modo que los liceos no terminaron de inscribir a los estudiantes, así que hay que hacerlo ahora.
Por otro lado, no hay dinero con que cubrir la matricula y ni hablar del precio de la lista de útiles escolares. El gobierno planteó tener prevista la comercialización y distribución de dos millones de uniformes escolares y de tres millones de morrales gratuitos, equipados con textos de la colección bicentenario, libretas, lápices, colores y para los estudiantes del cuarto grado se incluye además un juego de escuadras, todo ello, para una población de más de siete millones de estudiantes, solo en el sector público, mas sin embargo, no se le ha visto el queso a la tostada.
En 2014 la lista escolar para preescolar, primaria y secundaria costaba entre Bs 10.000 y Bs 17.000; en solo dos años, para 2016, alcanzó un precio de entre Bs 100.000 y Bs 155.000 aproximadamente. Actualmente, la lista escolar para el período septiembre 2017 – 2018 tiene un precio aproximado de Bs 500.000, sin contar el uniforme.
Sin embargo, los venezolanos para poder lidiar con estos gastos hacemos de tripas corazón y en este proceso, magia para poder comprar todos los útiles con el sueldo que se gana. Así echamos mano a la reutilización de los materiales escolares, todo lo cual se traduce en una alternativa para reducir gastos, de modo que los útiles que estén en buen estado se reutilizan y los libros se piden prestados a familiares y amigos.
Lo cierto es que la educación es un derecho humano y un deber social fundamental, es democrática, gratuita y obligatoria, así lo consagra nuestra Constitución en el artículo 102, de modo que la consecuencia de esto es que el Estado tiene la obligación de asumirla como una función indeclinable e ineludible y de máximo interés en todos los niveles y modalidades. Es un servicio público fundamentado en el respeto a todas las corrientes del pensamiento, con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de la personalidad, basado en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación social consustanciada con los valores de la identidad nacional, y con una visión latinoamericana y universal, así el estado con la participación de la familia y la sociedad, debe promover los procesos educativos.
A pesar de ello los indicadores del sistema escolar venezolano indican que nuestro sistema educativo está en franco deterioro, la crisis y la inflación impide que los jóvenes estudien y cada día más niños se encuentran fuera del sistema escolar regular. El futuro de nuestro país está en los niños, esos que ansían ingresar, a algún lugar donde se alinien las puertas de las aulas, de la educación, del saber, por mas difícil que este la situación, aun inmersos en una atmósfera complicada, de crisis que vivimos, tienen ese derecho a soñar, al progreso, al bienestar y a la superación personal, simplemente porque son venezolanos.