El contrabando de combustible venezolano en Norte de Santander se le salió de nuevo de las manos a las autoridades, que el año pasado, con la frontera cerrada, habían logrado reducir este fenómeno fronterizo, reseña La Opinión
Sylvia Escovar, presidenta de Terpel, la tercera compañía más grande del país y principal jugador en el negocio de combustibles en el departamento, manifestó su preocupación por esta situación.
“El cierre de la frontera ayudó mucho. El año pasado se reflejó, pero este año se fueron relajando las medidas, se van abriendo nuevas trochas y otras formas de contrabando”, agregó.
Por esta época, en 2016, el consumo de gasolina y ACPM en las estaciones de servicio superaba los 10 millones de galones mensuales. Hoy, solo llega a 7,5 millones de galones al mes.
Mario Arévalo, presidente de la Cooperativa de Pimpineros de Norte de Santander (Coomulpinort), indicó que la caída que supera el 25%, la sufre especialmente el segmento de gasolina, que representa el 70% de la merma.
Frente a esta situación, vale resaltar que La Opinión ha denunciado como los puestos de venta ilegal de combustible están posicionándose en puntos estratégicos de Cúcuta y el área metropolitana.
De acuerdo con Arévalo, la problemática que empezó a incrementarse desde febrero de este año, se recrudeció en mayo y junio.
El fenómeno representa un retroceso para las gasolineras, que desde agosto de 2015, cuando se dio el cierre fronterizo, venían presentando fuertes incrementos en la demanda, que para ese momento apenas promediaba los 3 millones de galones mensuales y en su mejor momento -noviembre de 2016- la cifra de comercialización alcanzó los 12 millones de galones, pero esto, al perecer, fue apenas una ilusión.
Lo más grave, aseguró Escovar, es que una normalización de la actividad fronteriza por los puentes internacionales, se aviva el contrabando sin control y esto va en contra de las inversiones que hacen las empresas para prestar un mejor servicio en Norte de Santander.