Atrapada bajo toneladas de escombros y en total oscuridad, las esperanzas de Diana Pacheco de salir viva de un edificio de oficinas colapsado se desvanecían rápidamente después de un gran terremoto que remeció a Ciudad de México, a pesar de los frenéticos intentos de los rescatistas por alcanzarla, reseña Reuters.
Fue entonces cuando la mujer tuvo un golpe de suerte. Una serie de mensajes de texto que había escrito y enviado 16 horas antes encendió la pantalla del teléfono de su marido:
“Amor”
“Se cayó el techo”
“Estamos atrapados”
“Te amo mucho”
“Estamos en el piso 4”
“Cerca de la escalera de emergencia”
“Somos cuatro personas”, decían los mensajes de WhatsApp que finalmente llegaron a su esposo Juan Jesús García el miércoles a las 5:34 de la mañana.
García, un conductor de Uber de 33 años que había estado esperando junto al edificio colapsado toda la noche, a menudo llorando, corrió de inmediato hacia los rescatistas.
“Fue como un milagro, porque fui el único que recibió el mensaje y dado que estaba ahí con los trabajadores de rescate, les hablé y ellos pudieron localizarla”, dijo García.
Los mensajes en el teléfono de García, vistos por Reuters poco después de que los recibió el miércoles, posiblemente se retrasaron debido a la irregular cobertura de telefonía celular en varias partes de la Ciudad de México después del terremoto.
O porque la señal telefónica de Pacheco estaba bloqueada por las toneladas de hormigón que la mantuvieron atrapada en el edificio derrumbado.
Cuando se le preguntó si los mensajes de WhatsApp pueden ser entregados horas después de que fueron enviados en un área sin buena cobertura de telefonía móvil, una portavoz de la compañía confirmó que es posible.
Pacheco, reclutadora de una firma de contabilidad y recursos humanos, dijo que envió los mensajes poco después de que el terremoto magnitud 7.1 golpeó a la 13:14 del martes.
“Estos mensajes les ayudaron a saber más o menos dónde estábamos ubicados”, dijo Pacheco el viernes desde su cama de hospital, con voz débil.
Los rescatistas hallaron la ubicación gracias a los datos y liberaron a Pacheco, de 30 años, y a tres otros sobrevivientes poco después de las 6 de la mañana del miércoles.
El viernes todavía estaban en marcha las operaciones de rescate en el edificio, donde Pacheco dice que había unas 60 personas en su piso sólo en el momento del terremoto. “Creo que hay personas (vivas) allí porque teníamos oxígeno, el aire estaba llegando”, comentó.
A pesar de tener moretones en todo el cuerpo, Pacheco estaba en buen estado de salud en general.
Ella dijo que trató de enviar mensajes de WhatsApp y de texto a otras personas debajo del edificio, así como hacer llamadas telefónicas y publicar en Facebook, pero solamente se transmitieron los mensajes para su marido.
Pacheco dijo que cuando el edificio cayó, la fuerza de los dos pisos superiores que colapsaron violentamente la derribó al suelo, pero una pared de hormigón se detuvo a punto de aplastarla a ella y a tres de sus compañeros de trabajo. Ellos fueron hallados acurrucados juntos en un espacio estrecho.
Todos gritaban cada vez que escuchaban voces desde fuera del edificio. “Los escuchamos (a los rescatistas) cuando nos pidieron gritar o hacer ruido, pero independiente de cuánto gritáramos, no podían oírnos”, dijo Pacheco.
El terremoto, el más mortífero de México en una generación, ya se ha llevado cerca de 300 vidas.
Por Anthony Esposito/Reuters