La periodista de investigación Sebastiana Barráez toca en su columna de esta semana en QuintoDía el caso de los presos políticos que el gobierno deposita en el Sebin a los caprichos de un carceleros inhumanos.
POLICÍA. Es la política del Gobierno llamada Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin). Hace más de un año les dije que allí tenían su propia Ley. No importa si el detenido tiene boleta de excarcelación firmada por un juez. No sale si el Sebin no quiere. No sale si previamente no paga una alta suma en dólares; el encargado del trámite y negociación es Walid Mackled. Ahí no cumplen órdenes de autoridades competentes, sea traslado, liberación o envío a centro asistencial. Hacen detenciones sin orden previa o los someten a torturas incluyendo la incomunicación, negándole el derecho a ser asistido por sus abogados y atención de sus familiares. Allanan viviendas sin orden de cateo. Entonces, no es cualquier cosa la muerte del concejal apureño Carlos Andrés García. Inaudito que el Tribunal Supremo de Justicia dé una explicación poco convincente del hecho, ante un país indignado y asombrado. Fue en el Sebin donde se empezó a implementar la perversa medida de incomunicar a un detenido de 30 a 45 días dizque para “acostumbramiento”, violando el Principio Universal de los Derechos Humanos y la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Otros cuerpos de seguridad aplican la norma. Lo que sucede en el Sebin es parte de la división del poder que hay entre Nicolás Maduro y Diosdado Cabello.
RAMOS. Es Alfredo, el alcalde de Barquisimeto. Fue detenido cuando el TSJ determinó que era responsable por no impedir las protestas en su municipio. El burgomaestre cayó en las garras de las cárceles controladas por los cuerpos de Inteligencia. Alfredo fue traído al Sebin. Fue incomunicado y le aplicaron, como a todos los presos por razones políticas, no recibir visitas o comunicarse con sus abogados, hasta 30 días después. Alfredo es un buen dirigente. Lo conocí en el Congreso, siempre preocupado por los problemas sindicales. Es injusto tenerlo detenido y sin atención médica necesaria.
GNB. Es la Guardia Nacional Bolivariana. Su comandante general ordenó sustituir a los guardias en todas las alcabalas. Eso fue después de una reunión que el presidente de la República sostuvo con productores, quienes se quejaron de que en las alcabalas eran matraqueados quitándoles productos o solicitándoles dinero. Lo que no le dijeron a Maduro es que los guardias son obligados a matraquear porque los jefes de comando de zona exigen una tarifa semanal a cada alcabala. Eso se llama El Pote. En cada alcabala están los poteros, quienes recogen el dinero respectivo. Por ejemplo, en la alcabala La Caramuca de Barinas, el vial Punta de Piedra, el peaje tienen que llevar el dinero exigido. “Eso no va salir de nuestro bolsillo –comenta un guardia- que le jalen las orejas a la alta jerarquía, que es de donde vienen las órdenes”.
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