Rafael Rodríguez Mudarra: La no existencia de la polarización

Rafael Rodríguez Mudarra: La no existencia de la polarización

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Es más que imposible ocultar que en Venezuela hay un problema de ingobernabilidad, que escapó a la consideración constitucional que  fuere emprendida   por el  pueblo opositor, cuando este  acudiendo   a la vía de revocación del mandato presidencial mediante  referendo, fue desautorizado por un  CNE  dócil a las instrucciones  impartidas por Nicolás Maduro y el PSUV, en razón de que una vez convocada con su autorización el número  de electores para la celebración de dicho evento,  hubo de ser suspendido bajo el subterfugio de obediencia a las sentencias  proferidas por  dos tribunales de jurisdicción ordinaria,  sin competencia alguna sobre una  materia  exclusivamente electoral, dado  que cuatro, señoras  rectoras  sin evidencia de pudor, sin estimación de propia honra ,  no ordenaron a petición de parte o de oficio, ante un hecho de manipulación fraudulenta , público y notorio el inicio de averiguaciones administrativas por desobediencia  a lo que siendo de su competencia no puede ser ordenado por un organismo que le ha usurpado funciones.

   Conducta tan reprochada por la colectividad, sin precedente  en la vida institucional de la República; cual venía cumpliéndose  sin intervalo de continuidad  como progreso  más preciado  de la acción unitaria de 23 de enero de 1958, ha unificado  el sentimiento de repulsa del pueblo, entendido este, en su integridad, sin exclusión  del goce y ejercicio  de los derechos y garantías constitucionales que le son por legitimidad, radicalmente contrario a permitir que un entelerido cenáculo gubernamental,  ausente de la representación de civilidad y de sentimiento democrático  ejercite   como propósito  de mando:  el valerse abusivamente  del poder,  obstaculizar  el avance  social  y económico del país , con el fin  de impedir  que la Constitución sea la  expresión  dialéctica  de las fuerzas económicas , sociales y culturales de la Nación; resucitando la expresión anticonstitucional de tener bajo su dependencia  a imitación de las dictaduras militares, incordio de perturbación democrática, a los que se dicen representar los órganos de los poderes públicos, cuya evidencia es más  que exhibición denigrante.





 La lucha que actualmente libra el pueblo para restituir el  Estado de Derecho; para participar libremente  en los asuntos político; para manifestar; para insistir constitucionalmente en una transición de gobierno que nos devuelva la tranquilidad ciudadana; si bien ha sido  desobedecida e irrespetada  por los que en forma abusiva detentan el poder, es de evidencia mayor,  por cuanto su solidaridad ha traspasado las fronteras Patria, constituyéndose en  el objeto de  preocupación constante de los gobiernos de la región y del mundo; de los organismos internacionales,  que demandan de Nicolás Maduro respeto a la Constitución; y denuncian casos de corrupción atribuidos a más de  cincuenta personas que se atribuyen la dirección de la revolución bolivariana,  que a  la vez invitan a los gringos a un inicio de debate  sobre el socialismo en Venezuela, lo que al parecer ha causado hilaridad.

  Empero, si  en la escena de la ineficaz dirección gubernamental,  con visos de corrupción el régimen ha devenido  en  establecer entre los militantes del partido de Gobierno y  un pequeño número del “ generalato activo”, concesiones de gracia  para el manejo de las empresas básicas del Estado, exentos de  rendición  de cuentas; a la vez  escogidos  como candidatos   para optar a las gobernaciones de estado, con ausencia indebida de control y el visto  complaciente de los magistrados del poder judicial, del CNE; de la Contraloría; del Fiscal; de los integrantes del  Consejo Moral  al margen de la Constitución  e incapaces para quebrantar  su incondicionalismo al  presidente Nicolás Maduro, proceder autoritario que revive la invención fascista, haciendo estimar que el problema social que crispa la conciencia ciudadana es producto de los agitadores en convivencia  con el imperio Gringo. Maduro ignora a ex profeso  que el pueblo de Venezuela viene cerrando filas, conformando una fuerza indestructible de acción política, para la creación de un liderazgo que le permita sin estridencia la más amplia participación que conlleve a la solución de la crisis vigente.  

   Nicolás Maduro y la cúspide fascista que ha asumido la dirección de la política oficial, pretenden inducir a los sectores que le hacen oposición para la aceptación sin anestesia , de la existencia de  una polarización política en el país,  que  lo obliga en función de la paz  al nombramiento  de la “Comisión de Dialogo”, a la vez que designa como oficiantes para integrarla, entre otros  a los  hermanos Rodríguez,  de igual natura, salvo que la señora Delcy  se desempeña  como la presidenta de la  ANC, corporación  tenida como  “espuria”, de ejecutorias  negadas por la Asamblea Nacional; pero como es entendido que el Presidente a viva voz, en cadena de  medios, reitera que durante más de cien días han sido continuas la reuniones de los oficiantes del dialogo,  facilitadores de  resolución  de conflicto: es por lo que dado mi desconocimiento sobre los logros que han podido sucederse, permitirme hacer unos breves comentarios que por razones obvias sintetizo de la siguiente manera: a)que soy contrario a dar por admitido; por no creerlo  pertinente  que en nuestro pueblo  exista  opinión dividida paritariamente en extremos opuestos  como producto de la controversia política, por cuanto   es harto demostrado , que la oposición existente  en   verdad  de absoluta,  se encuentra constituida por una  incalculable  mayoría, que aunque no es de la pertenencia de grupos determinados, ansía una dirección de concurrencia direccionalmente unificada, para poner en marcha el reclamo de sus derechos conculcados; constitucionalmente enfrentada a un cenáculo  de gobierno minoritario, estructurado, este, bajo  una dirección   en la cual juega papel determinante una mayoría militar, pertenecientes al generalato activo,  que haciendo abstracción de su independencia partidista  se ha hecho parte determinante de la controversia ideológica;   elite  de conducción   que la voluntad del pueblo anhela reemplazar mediante los recursos constitucionales pertinentes; y en cuanto al “Dialogo” propuesto por el Presidente, sin juzgar sobre las buena intenciones de este magistrado, no cabe la menor duda que nuestro enfrentamiento domestico , no puede conseguir la paz teniendo como oficiantes para la solución de conflictos  a quienes son ejecutores de instituciones impugnadas  por el poder legislativo.

Rafael Rodríguez Mudarra es Abogado, político, presidente del partido Unión Republicana Democrática (URD).