En la política venezolana en los últimos 18 años se ha visto como en reiteradas oportunidades hemos realizado una gran cantidad de estrategias, algunas con éxito y otras nada favorables sin llegar a nuestro objetivo principal, que no es menos que el cambio político y la salida de un régimen opresor, que poco a poco ha venido destruyendo el país. Dentro de esas estrategias la más exitosa ha sido la de unificarnos por encima de nuestras diferencias, ya que solos o por sectores es imposible combatir a un gobierno que se vale de todos los medios legales, o no legales, para mantenerse en el poder.
La unificación de todos aquellos que no estamos de acuerdo con un modelo político trillado y desgastado como se evidenció en décadas pasadas en países como la antigua Unión Soviética, China, Cuba, y cualquier otro país que se ha valido de los descontentos sociales para implantar gobiernos autócratas, totalitarios ó pseudo Democráticos. Solo para exacerbar las diferencias sociales y valerse de los más desvalidos y así controlarlos a través de dádivas o políticas populistas, como ha venido ocurriendo en nuestro país, con recursos que son de los mismos ciudadanos.
En los últimos años, se vivieron circunstancias que cambiaron de una u otra forma el accionar de los que hoy no estamos a favor del régimen, como fue la muerte del precursor de la mal llamada revolución del siglo XXI, para ser heredado por unos de sus seguidores menos agraciado, pero con el beneplácito de sus grandes mentores como son los gobernantes de la isla caribeña Cuba. Todas estas circunstancias nos da a entender que para combatir al régimen se necesitan estrategias más claras y acertadas de las que hemos realizado en los últimos años.
Estas estrategias implican que rectifiquemos, que incluyamos a todos los sectores, organizaciones y movimientos para un fin común, cambio de gobierno, que retomemos una comunicación real con los ciudadanos. Pero para eso necesitamos que nuestra dirigencia sea clara, que no prevalezca el interés de la organización política por encima de los ciudadanos, y además, que manejen la política sin improvisación, tomando todo aquello que ha funcionado en estas dos décadas y desechando lo que no. Generando nuestra propia agenda, obligando al gobierno a seguirla y no de forma contraria cosa que no tendría sentido, pero en muchas ocasiones ha sido así dándole nuevamente el control al gobierno.
Lo importante de toda esta reflexión, y no me cansare de repetirlo, es que mantengamos el valor de la unidad, siempre tratando de fortalecerlo, buscando cada día nuevas estrategias con herramientas que ayuden a restituir los procesos democráticos, jugando en todos los escenarios posibles, que nos den la razón y la legalidad, pero ante todo debemos recalcar la honestidad de nuestro accionar y no estar llevando segundas agendas que tarde o temprano, saldrán a luz pública, y debilitan ese valor que estamos tratando de fortalecer. Pensemos que muchas veces no estamos de acuerdo con algo, pero debemos hacerlo, participar o no, en las Elecciones Regionales, queda en nuestra conciencia, siempre en la espera que sea correcta nuestra decisión y no como ocurrió en el 2005 que todavía lo estamos lamentando.
@freddyamarcano