Don Arístides Calvani Silva (1918-1986), como generalmente lo conocíamos, quienes aún lo admiramos, lo recordamos y valoramos, considerándolo como uno de los ideólogos más prominente del socialcristianismo venezolano, reconocido a nivel latinoamericano por académicos, parlamentarios y muchos luchadores sociales, como un ilustre analista político y uno de los constructores de la doctrina demócrata cristiana en el mundo y en nuestro país.
Fue un descendiente de inmigrantes corsos, Luis Francisco Calvani Grisanti y de una nativa de Cumana, Teresa Silva Carranza.
Don Arístides realizó sus primeros estudios en Caracas, se graduó de abogado, posteriormente se formó en diversos países de Europa como Suiza, Bélgica, Inglaterra, Alemania, así como también, en la hermana República de Colombia, en todos estos países, dejó una huella imborrable de honestidad, sabiduría, inteligencia y sobre todo, de una enorme sensibilidad social incomparable.
Participó en la Juventud Católica y en el círculo obrero de Caracas, fue electo Diputado al Congreso Nacional en 1947. Se identificó plenamente con la Doctrina Social de la Iglesia, la cual transmitió como una inspiración doctrinaria hacia el Partido Social Cristiano COPEI, del cual llegó a ser, Secretario General Adjunto y uno de los más férreos luchadores en una Venezuela rural cuyo sentimiento nacional siempre fue sometido por la figura peyorativa del “gendarme necesario”.
En plena dictadura de Marcos Pérez Jiménez, fue presidente del grupo civil denominado Liga de la moralidad, una modalidad de protesta cívica, contra el mal uso del papel de la mujer en la sociedad.
A casi 100 años de su nacimiento, los cuales se celebran el próximo año 2018, desde mi condición de Presidente de COPEI Zulia, quiero rendirle un justo homenaje a este hombre, visionario, intelectual de gran talento, un pensador estratégico, pero sobre todo, un socialcristiano a carta cabal, luchador por la justicia social, por la reivindicación de los humildes, por el papel pastoral de la iglesia y por el poderoso vinculo del partido con la sociedad, que desde el ámbito del socialcristianismo, supo comprender los alcances del Poder y del sentimiento de los más necesitados.
Con su incansable esfuerzo, hizo énfasis para aumentar la influencia democrática socialcristiana venezolana en el Caribe y en Centroamérica, que siempre consideró su esfera de acción geopolítica natural, obteniendo resultados diplomáticos impresionantes en función de la Paz, la Libertad, la Justicia Social y por supuesto la consolidación de la Democracia en el continente latinoamericano, que lo hace acreedor del Premio Nobel de la Paz.
Fue un destacado profesor universitario, creó la Escuela de Ciencias Sociales en la Universidad Católica Andrés Bello en 1959. El 10 de julio de 1962 fundó el Instituto Internacional de Formación Demócrata Cristiana (IFEDEC), que por cierto, desde 1986, cuando el todopoderoso considero llevárselo a su lado, lleva su nombre. Fue Secretario General de la Organización Democrática Cristiana de América. Participó en la creación de la Central Latinoamericana de Trabajadores (UTAL).
En ese contexto, allí en la (UTAL), nos habló a un grupo de jota’erresitas zulianos y disertó sobre el simbolismo que significó para él, la innovación del módulo lunar cuando por primera vez el hombre caminó en la luna (1969), que era el encargado en alunizar, y que a su juicio, se componía de dos partes, el módulo de descenso y el módulo de ascenso del aterrizaje del “Apolo 11,” aún me pregunto de que nos quiso hablar Don Arístides, será que su visión futurística cristiana, lo empujaría hacia un cambio generacional en la época bajo su rectoría, no lo sé, pero lo que si entiendo es que en ese momento, nos hizo falta, todavía nos hace falta y siempre nos hará falta, Don Arístides.
Por estas razones, y en virtud de consagrarse como un intelectual del Socialcristianismo, le rindo este humilde homenaje a los 100 años de su nacimiento, por sembrar las raíces del socialcristianismo en Venezuela y toda América latina. Hasta Siempre Don Arístides Calvani, su obra política e intelectual nos hace a los socialcristianos seres inmortales para la Democracia.
@joaquinchaparro.