Estamos a 7 días de las elecciones regionales, un proceso electoral controvertido y que el gobierno le adeudaba a la ciudadanía. Hasta este momento, se ha defendido el derecho y el deber que todos como venezolanos tenemos para ejercer nuestra soberanía y ejercitar la democracia.
Este proceso electoral será el primer paso hacia un nuevo momento, con él se ha llevado a otro nivel el proceso que se gestó, con exceso de sangre, durante los cuatro meses de protestas. Mucho se ha sufrido para que estas elecciones se realicen, mucha tinta, física y digital, ha corrido tratando de desmontar matrices de opinión y convencer a los venezolanos de que votar en este proceso es necesario.
Mucho ha tenido que pasar, desde la perdidas de vida hasta que un gobierno extranjero sancione a nuestro país, para que podamos ejercer nuestro derecho y cumplir con nuestro deber. Es por ello, participar no es algo que deba someterse a consideración; ¡NO! De ninguna manera, este fin de semana hay que ir a VOTAR.
Es imperativo, justo y necesario, ir a participar, no solo bajo la premisa de votar por votar, o votar por salir del chavismo, o votar por no ceder espacios. Debemos participar porque es nuestro deber, porque muchos cayeron por él. Hay que participar porque nuestro adversario no nos cree capaz de hacerlo —para ser preciso cuenta y ha apostado por ello desde el principio— también, porque están confiados y seguro de poder vulnerar la voluntad del pueblo venezolano. Por último, debemos participar porque ellos están desesperados.
Se encuentra agotados, acorralados y gracias —a pesar de que es el venezolano de a pié quien está sufriendo las consecuencias— a las acciones provenientes de la Comunidad Internacional la caterva gobernante ha perdido margen de acción. Creen que aparentando que son democráticos, los diferentes pueblos del mundo, que ya no los ven con buenos ojos, tendrán otra opinión de ellos. Lo cierto es que, eso no es así. La verdadera prueba de fe vendrá cuando tengan que hacerle frente a los resultados, cuando la verdadera mayoría les diga: “Señores hasta aquí los trajo el río”.
Bien, lo cierto es que, la única forma de que ganen es haciendo trampa, pero no cualquiera, sino una a gran escala. Pero, si llegan a jugarse esa carta, ya sea vía CNE, TSJ o ANC, corren el riesgo de volver a encender al país. La incertidumbre estaría de nuevo a la orden del día y cualquier intento de diálogo, se vendría al suelo. Viéndolo desde otro ángulo, quienes tienen más que perder son ellos. En realidad, aún logrando el reconocimiento internacional, cuestión incierta tomando en cuenta que la Comunidad Internacional no es ingenua, se enfrentarían a una nueva realidad, una importante: no cuenta con un respaldo territorial sólido, y que su maquinaria electoral se ha oxidado.
Si consideramos estos escenarios, aun el más pesimista, la UNIDAD conseguiría un resultado favorable; al fin y al cabo, el gobierno durante estos meses también ha sufrido de un agotamiento. Por otro lado, las acciones tomadas recientemente no les ayudan, claro ejemplo de ello, es que ha apostado a la abstención vía voto blanco inducido al no realizar las sustitución de candidatos.
Todas estas marramuncias son clara evidencia de lo desesperados que están, de lo inescrupulosos que son, y de la poca fe que tienen en la democracia y en su electorado. Aun peor, demuestra que nuestros argumentos son verdaderos y fuertes, no cuentan con una mayoría. Están, cada vez más solos y desvinculados con el pueblo.
Nada más hay que retroceder unos meses y ver como con la ANC engañaron a muchos de los suyos, como armaron un fraude —A su propio electorado, ya que aquellas elecciones fue una cuestión interna y propia del PSUV que unas verdaderas elecciones— para que los mismos bates quebrados entraran en el proceso y ¿Para qué? Solo para ajustar cuentas entre ellos, pues nada de lo que han dicho o hecho ha tenido una repercusión significativa ¿Se acabó la escasez? ¿Se resolvió el problema económico? ¿Tenemos pleno empleo? Nos vendieron una lámpara como la de Aladino, y en vez de ello, nos salieron con un montón de cantaros de baba. La todopoderosa ANC no es más que un tigre de papel; y la cimiente de Chávez una gallina sin cabeza, dando tumbos sin ton ni son.
Otro ejemplo de ese reciclaje, de ese animalejo sin cabeza yendo de un lado a otro, lo encontramos en el hecho de que se reciclaron muchos rostros para los candidatos a gobernaciones. Reciclaje que vulnera, de nuevo, la “voluntad del soberano” ya que algunos diputados que se volvieron candidatos fueron elegidos “por el pueblo para ser candidatos y diputados de la ANC, no gobernadores”. Como ustedes pueden ver, ellos no cuenta con la disposición a renovarse, ni a darle aire a su propio monstruo, sino que ha apostado a enquistarse y oxidarse.
A esta altura, alguien se estará planteando: si son incapaces de respetar a su propio electorado ¿Qué queda para nosotros? lo cierto es, que no hay garantías y certezas en este proceso, es evidente que están haciendo trampa desde la convocatoria. También, queda claro en algunos sitios no dudaran en hacer cualquier jugarreta, pero para hacernos un estafa a gran escala tendrán que hacer mucho, y a la vez hay un costo político muy grande. ¿Qué pasaría si nos hacen unas de las suyas? Corren el riesgo de perder el reconocimiento internacional que tanta falta les hace, a su vez existe la gran probabilidad y posibilidad de que la calle se encienda para no apagarse hasta nuevo aviso. A su vez, se corre el riesgo que esa calle encendida sea incontrolable, por lo tanto el gobierno quedaría a la buena de Dios.
Es por esas razones, y tal vez muchas más que el Gobierno debe —y espero que lo esté—, pensándolo muy bien antes de lanzarse a cualquier aventura y marramucia contra el electorado venezolano. Las fuerzas, internas y externas, que se desatarían no podrían controlarse de nuevo.
Es por eso que debemos participar, la oportunidad está servida es cuestión de acercarse y tomarla ¿Será fácil? No, nada que valga la pena es fácil, ¿será sencillo? Mucho menos ¿Costará? Ha costado mucho, pero es necesario. Por eso, los invito a ir a votar, vayan ustedes, sus familiares, vecinos, amigos, todo aquel que tenga la edad, todo aquel que desee un cambio, todo aquel que esté dispuesto a cumplir con su deber y a ejercitar su derecho. Debemos ir porque es evidente que el arma más potente con la que contamos ¿Se acabarán nuestros males con esta elección? Lo dudo; pero lo que sí sé, es que daremos los primeros pasos para mejorar nuestra situación.
Probablemente vengan tiempos peores, y unos cuantos días de incertidumbre, pero al final el panorama se aclarará. Y, pase lo que pase, nosotros tendremos la conciencia limpia y tranquila, porque hicimos lo que estaba a nuestro alcance para mejorar esta situación. Porque demostraremos que, al contrario de ese grupúsculo que “desgobierna” nosotros tenemos un verdadero talante y abolengo democrático. Cuando se nos llamó escuchamos y participamos.
Así que, este domingo 15-O hay que ir a votar por los candidatos de la UNIDAD recordando que debemos apostar, no por el partido, sino por el nombre y el rostro del político postulado por nuestro Estado. Pensando, que siempre serán la mejor que la otra opción. También debemos tener presente que la lucha no ha llegado a su final, aún vienen más procesos electorales, y debemos derrotarlos en cada uno de los que se presenten.
En síntesis: es imperativo ir a votar, esta es una deuda que tenían con nosotros, porque debemos crear una plataforma política, y porque ir a este proceso electoral —sin importar un demonio quien lo convoco— es mil veces mejor que servirles el países en bandeja de plata a esta horda de ladrones. Que pase lo que pase, el resultado siempre será favorable para la UNIDAD, con esta victoria demostraremos quienes son los verdaderos demócratas, quienes tienen capacidad de convocatoria.
Debemos participar por nuestro deber cívico, recordando que es necesario elegir el candidato, no por partido, sino por su rostro y cara. También, debemos ir porque es necesario dar la cara y evitar que nos tomen el pelo; a la par debemos hacer todo lo necesario, dentro del marco de lo legal y ético, para defender nuestro voto. Vienen con trampas, pero un truco manido no siempre surte efecto.
Por último, recordemos que lo hacemos por el futuro, por una Venezuela mejor. Ya va siendo hora, que dejemos de estar en la otra orilla, y tomemos las riendas de nuestro destino.