Los nuevos moribundos, por Simón García

Los nuevos moribundos, por Simón García

 

 

 





Estamos frente a una agresiva demostración de hostilidad del régimen a la democracia. Aunque pueda atribuirse a impulsos ideológicos y a ilegalidades atribuibles a las damas del guadarnés, lo que está operando es una componenda entre las fracciones del poder que lo usan exclusivamente como medio de enriquecimiento. Las elecciones son el inicio del fin de sus negocios. ¿Cómo van a quererlas?

El organismo que debería garantizar transparencia y confiabilidad montó un plan de saboteo en Centros donde la oposición es fuerte. La reubicación, un cambio de reglas fraudulento, busca rebanar votos a los candidatos de la Unidad. Pero la trampa rebota con indignación y más ganas de votar.

Maduro se sobregira en anuncios que indican miedo: y que conversaciones secretas, acuerdos al 95%, juramentos fuera de lo establecido constitucionalmente, enloquecidas interpretaciones de un voto contra una macolla de privilegiados, contra sus políticas y para decirle hasta aquí a la fraudulenta Constituyente de los moribundos. Se les viene encima una derrota que ocasionará su naufragio.

Esta elección no se hubiera dado sin los cuatro meses de movilización de calle, la presión de las organizaciones sociales o instituciones como la Iglesia o la reacción del ámbito internacional en defensa de la Constitución y los derechos humanos.

Por obra de ella despediremos a gobernadores sumisos al Presidente y prepotentes con los ciudadanos. Se le pondrá fin a sus gestiones nocivas. Ya no tendrán los 20 si sí para imponernos el hambre, la inseguridad y la adulteración de la democracia. Se ampliará el liderazgo del cambio, se descentralizará la lucha por mejor justicia y libertad, se fortalecerá la relación directa con los sectores que están siendo masacrados por las crisis.

El rechazo, la rabia, la esperanza, la aspiración a la convivencia entre proyectos políticos rivales, el deseo de reconstruir la economía y relanzar una concepción avanzada de la democracia política y social se hará aluvión indetenible. Un claro doble de campanas retumbará el 15 de octubre y sonará  hasta conquistar una transferencia del poder nacional en términos pacíficos, democráticos y electorales.

Lo más deseable, mirando hacia el país que vamos a ser, es que el PSUV y la capa específicamente política del gobierno abandonen la línea de aferramiento al poder a toda costa. Retornar al juego democrático y dentro del marco constitucional les rendirá más frutos que pensar en la aventura de sustituir el voto por la bota.   

Los nuevos gobernadores trabajarán en cooperación con los demás poderes sólo para realizar legítimos fines de Estado. Actuarán como líderes, junto a sus sociedades regionales, de los cambios urgentes que el país requiere para derrotar a la inflación y comenzar a enfrentar la quiebra del país.

Los nuevos gobernadores van a unir a sus coterráneos para compartir el difícil y arduo esfuerzo de promoción de una sociedad de bienestar con un Estado que no sea el dueño de todo. Estarán al frente de la construcción plural de un ´país desafiado por los nuevos tiempos.

El llamado es a votar.

@garciasim