Son numerosos quienes tratan de boicotearla e impedirla. Trabajan interesados, arduos y ansiosos para evitarla. Aprovechan la crisis y pasan bajo perfil, culpándose mutuamente de sus errores. La realidad, es que son muchos los culpables por omisión, impericia y complicidad. Convenir que, desde hace ya un tiempo largo y humillante, algunos han advertido, que cierta clase política opositora sin dirigencia ni plan estratégico, lealtad o inteligencia eran capaces para enfrentar al adversario y mucho menos, al contrincante dictatorial de la clase que nos gobierna en conjunto a sus asesores castristas.
Es urgente que germine, florezca y surja una dirigencia que aglutine al ciudadano y a la vez, demuestre tener metas claras para sustituir a los que hoy, devastan a Venezuela. De no ser así, no será posible un apoyo, interno o externo, provocando a cambio un tumulto social de magnitudes desconocidas y consecuencias impensadas.
Se ha iniciado un camino producto de muchos episodios y la guinda, las dolosas elecciones a “gobernadores” -por cierto, ya tienen a los perdedores como protectores-, dejando al descubierto lo que hoy somos como sociedad. ¿Quiénes son los dirigentes y que defienden? está comprobado que lideres no son. ¿Qué clase empresarial tenemos? ¿Quiénes son los dueños y conductores de medios de comunicación social? y en especial ¿Qué es la clase política? Con honrosas excepciones, que las hay y muchas, los zánganos son minoría, han sido granujas dependientes de un estado presidencialista, corrupto desde tiempos inmemoriales y hasta nuestros días.
Se hace necesario un terremoto político, para que muera y nazca una sociedad diferente, republicana, dedicada al trabajo, la educación se exija de calidad y sea prioridad. En lo económico, respeto a la propiedad privada, liberal, de competencias y emprendedores, jurídicamente segura y que impere la ley, donde bandidos, cómplices, bolichicos y corruptos vayan a prisión, se le confisque lo robado y paguen sus deudas con la sociedad.
Una dirigencia incomparable, disímil, con proyecto y estrategia que permita salir de esta siniestra administración. Venezuela se ha convertido en un problema de geopolítica, lo que implica estar bajo la lupa vigilante y observación constante. La supuesta ruta del narcotráfico, el financiamiento aparente a la izquierda radical y terrorista, lavado de dineros públicos producto de comisiones y sobornos, son motivo suficiente; y en el mundo moderno, no significa intromisión.
Los partidos políticos son estructuras organizativas de la voluntad libre y forman parte esencial de la sociedad civil. Sin ellos, no hay democracia sería, una vez demostrada su idoneidad y conducta impecable. Para integrar la nueva unidad como organismo efectivo, es fundamental avanzar hacia un enfoque diferente. Lo que hasta ahora se conoció como la MUD, fracasó, el resultado es evidente.
Venezuela padece y sufre la mayor crisis económica de la historia, con hambruna, sin alimentos, no hay medicinas y los enfermos se mueren por falta de tratamiento, la represión, inseguridad y violencia parecen no tener límite. Lo sorprendente, es que los opositores al régimen -algo más del 80%- no sienten simpatías por la MUD. Los partidos contrarios no alcanzan el 20% y el PSUV no logra 25%. La mayoría es independiente y sin afiliaciones políticas.
Por lo tanto, la unidad, debe, ante todo, ser ciudadana, sin pactos y negociaciones soterradas al amparo del secretismo y la oscuridad. Es ineludible poner de lado símbolos sin irrespetar ideologías, así como también, diferir los interés partidistas e individuales y meterse los egos por un lugar lejano y tenebroso. Deben cesar de inmediato los chocantes cogollos, no solo por indeseables y fracasados, para no convertirse en un certamen de reciclados ni reencauchados -imitación chavista-. Además del trato desconsiderado e irrespetuoso que dieron al ciudadano como mentecatos.
Corresponde coincidir opositores al gobierno, -ciudadanos que no se callen ni bajen la cabeza-, de los más diversos sectores de la sociedad, que participen las organizaciones civiles y fuerzas vivas que tengan en común valores democráticos y disposición de lucha para liberar, reconstruir y restituir la República; con líderes serios, responsables que enarbolen orgullosos la bandera de la verdad, principios éticos, valores y buenas costumbres ciudadanas.
Sacudirse el populismo y autoritarismo. Crear condiciones para superar el régimen oprobioso que padecemos, lograr una transición y/o ruptura hacia la nueva Venezuela, que represente los intereses ciudadanos. Con objetivos claros y condiciones nacionales e internacionales que lograrán dar al traste con una tiranía decadente, desprestigiada y despreciada en todo el mundo.
Sin concesiones -insistimos- hay que dar prioridad a la verdad, es lo que genera confianza. No más mentiras al ciudadano. Olvídense que Maduro se va, por muertos en las calles, protestas en el este de Caracas, torturas, presos y violaciones a los derechos humanos, al régimen le importa poco semejantes atropellos a la dignidad, al igual que se burlarán y desconocerán por quien votemos y sus resultados, le afecta un bledo hacer trampas y, por último, bailarán y reirán a carcajadas cuando exigimos a los militares cumplir con su deber. Está demostrado ¿Qué más pruebas esperan?
El nivel de destrucción y ruina es de tal envergadura, que solo puede esperarse una implosión revolucionaria combinada con explosión social. ¿Quién la desea? Nadie. Pero las circunstancias parecen obligarla.
Tomar acciones contundentes, sin titubeos ni vacilaciones, las garantías y derechos se conquistan, eso lo da la lucha pacífica constante, coherente y sin contradicciones. Lo cierto, es que en Venezuela pareciera que politiqueros, se limitan a providencias simplistas populistas con la pendejada ¡Chávez se va! ¡Maduro se va! Lo que con el tiempo ha enervado al ciudadano que se siente engañado, estafado no solamente en el sufragio, que ya es grave, sino en lo muy profundo del sentimiento. Reconocer, aunque duela, los líderes no han estado a la altura del lio en que nos encontramos. Los ciudadanos se asquearon y hoy es vomitivo el espectáculo.
El verdadero temor, al menos de quien suscribe, es que el chavismo regrese apoyado del pueblo como avalista de la gobernabilidad. De ser así, lo que quedara es salir de Venezuela, como sucedió en Cuba.
En consecuencia, se requiere con urgencia una verdadera oposición política al régimen, evitando el triste teatro de intereses que rechazamos. Quienes han dirigido la oposición son tan populistas y similares que difícilmente se puede establecer diferencia, como recordar aquella infeliz propuesta de la tarjeta mi negra. Populismo barato y denigrante.
La estadística que impacta y a la vez entristece, hay más venezolanos escapándose de Venezuela en el mundo que personas haciéndolo del Norte de África vía el Mediterráneo. Es previsible entonces, que la solución no tarde en llegar, independiente de la mediocridad dirigente. El mundo está interconectado, lo que ayer no afectaba hoy lo hace. Los tiempos cambian, las acciones también. Es muy distinto hoy como se resuelven y enfrentan las controversias, a como se hacía en la época de los Castro en Cuba o Noriega en Panamá.
@ArmandoMartini