La ANC no ha escrito un solo articulito para la nueva constitución. Nada han averiguado acerca del millón y tantos de votos adicionales que dice Smartmatic aparecieron de pronto por caminos non sanctos en la totalización del CNE, haciendo que su partida de nacimiento corra el mismo destino de otras –desaparecida o manifiestamente escondida.
La ANC, nació de la no inclusión de otros y toda exclusión es odiosa No exhibe en el país, y mucho menos en otros países, legitimidad alguna. Su circunstancia es tan precaria que requiere de los ministerios secretarias, mensajeros, motorizados y otros jugueticos para dar la sensación de que se trata de un gran poder. Como diría Hannah Arendt: “requiere de instrumentos”, esto es: armas, policías, soldados y bayonetas para que se le tome en serio. Dicho también de otra manera, requiere de la violencia y la coerción para que alguien voltee a verla.
El gobierno le impuso a la ANC la aprobación de una ley, de dudosa legitimidad, para que en el país brotarán burbujas de amor. A partir de tan solemne decisión, el odio queda execrado, solo faltó, para seguir la ruta de Orwell, crear el Ministerio del Amor, Minimor, para garantizar los objetivos de la ley.
Desde ahora el amor brillará en los ojos de centenares de venezolanos, de todas las edades, en particular, de los nuevos mineros que buscan en las bolsas de basura algo para aumentar su felicidad. Ni se diga todos aquellos que deberán saltar de una farmacia a otra buscando medicinas para sobrevivir al exceso de amor que les brinda el gobierno.
Como no empalagarse de amor y echar el odio a un pozo sin fondo cuando muy temprano en la mañana, en cadena oficial, el gobierno se encarga manifestarnos, amor mediante, que las panaderías están abarrotadas de pan, que los precios vienen en caída libre, que la inflación es un invento imperialista y que florecen miles de nuevas empresas que claman por trabajadores que serán debidamente honrados con salarios dolarizados. Y ni se diga de los aumentos del salario mínimo que no servirá de nada, pero aumento al fin. Otra vez, Orwell y su Ministerio de la Verdad.
Hacia los centros educativos, desde muy temprano, hay que llevar amor a los niños. Nada de odios ni de imágenes que predispongan a los jóvenes contra otros. Desde ya, con tan ingeniosa ley, más rápida que los efectos de un fuerte analgésico, los niños de las escuelas no verán a sus compañeritos llegar a sus escuelas con caravanas de escoltas, en motos y camionetas, mostrando juguetes 9MM. Entrarán todos por la misma puerta y sus padres irán, repartiendo pétalos de amor, a comprar en las instalaciones educativas los útiles de sus querubines. Los niños se sentirán, como debe ser, iguales. No sentirán que al mismo espacio donde van a aprender y formarse para el futuro, unos disfrutan (¿lo disfrutarán?) de privilegios que lejos de procurar valores de justicia promueven una odiosa desigualdad.
Así son las revoluciones. Las cosas deben cambiar. Muy pronto los narradores del deporte favorito del venezolano deberán obviar la expresión hit o batazo hacia…por el de “caricia a la pelota al jardín del centro” Nada de expresiones violentas. Cabello pasará del “Mazo Dando” al “Tortazo Obsequiado” para hacerlo más dulce al paladar.
Esta es una ley ilegal e ilegítima, cargada de una enorme violencia. Es el garrote, la coerción, las penalidades, la censura y la cárcel los instrumentos amorosos con los que se pretende construir la tolerancia y convivencia ciudadana. El gobierno busca castigar la reacción pero exonera a los promotores del odio. Se autoexcluyen de la ley.
No estaría mal la utilización de la telepantalla orwelliana en casas y dependencias oficiales para que reeducaran a la burguesía roja. De haber consultado y hecha participativa la pretensión de ese instrumento legal, seguramente alguien, cargado de amor y desprovisto de odio, lo hubiera sugerido.
@LeoMoralesP