La desmejora en el sistema agrario es calamitoso y sólo basta con ir a nuestros campos y poder palpar in situ nuestra triste realidad. Todo lo que antes era motivo de orgullo, hoy sólo produce desconsuelo y frustración.
Tenemos un déficit en la producción de maíz con cifras realmente alarmantes y que explican la hambruna existente en el país. Para el consumo humano se requieren de por lo menos 3 millones 950 mil, y sólo se está produciendo a duras penas, algo más de 505 mil. Sin embargo, el gobierno se hace el indiferente ante esta realidad nacional, y prefiere paliar esta demanda a través de importaciones que no benefician ni cubren el déficit, y que además se prestan para la corrupción y el contrabando.
Hemos ido para atrás como el alcatraz en cuanto a la siembra y a la producción del maíz. Es decir, y por poner un ejemplo en esta crisis, en 2014 en Venezuela se producían alrededor de 480 mil hectáreas de maíz amarillo, y este año y después de muchas dificultades y obstáculos, sólo se pudieron sembrar 110 mil hectáreas. Pues bien, y no es que el 2014 haya sido el mejor año en materia de producción de maíz, sino lo tomo como base del deterioro que hemos venido sufriendo en menos de tres años, cuando se ha agudizado la crisis humanitaria en Venezuela.
Según los especialistas en la materia y los economistas, la proyección de hambre para el 2018 es realmente alarmante, porque se presume que la economía de guerra del gobierno nacional se mantendrá, y por ende las facilidades para la siembra de maíz, cada día mermarán, porque para la revolución no es un problema de hambre, sino de persecución y asfixia para los productores, sin pensar que el daño principal se lo están haciendo directamente a nuestro pueblo, quien cada vez verá más lejos, la oportunidad de comerse una arepa, el pan nuestro de los venezolanos.
Andrés Eloy Camejo
Diputado a la Asamblea Nacional
Acción Democrática Barinas
@AndresECE