El 7 de noviembre, el fantasma del terrorismo volvió a aparecer en Europa. Ese día, las autoridades francesas y suizas anunciaron el resultado de una operación conjunta que desarrollaron durante más de un año: la captura en los dos países de diez personas acusadas de formar parte de una célula de Estado Islámico (EI), la organización terrorista que ha perpetrado los peores y más sangrientos ataques en territorio europeo. Publica en exclusiva la revista Semana semana.com
La noticia del arresto ocupó la atención de los principales medios en Francia y Suiza. Los detenidos están acusados por “participación o apoyo a una organización delictiva y violación de una ley federal sobre proscripción de los grupos Al Qaeda y Estado Islámico” y se exponen a largas condenas de prisión . El tema parecería lejano y ajeno a Colombia de no ser porque la Fiscalía suiza reveló que entre los capturados había una colombiana.
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Por primera vez, una ciudadana de este país aparecía relacionada con el grupo que ha sembrado el terror en el mundo. Algunos medios nacionales retomaron la poca información que salió sobre ella en la prensa europea, por lo que se sabía solamente que tenía 23 años y era la compañera de un hombre de origen bosnio, señalado de ser una ficha importante dentro de la célula desmantelada. SEMANA logró establecer la identidad y la verdadera historia de esta mujer.
De Yumbo a Lausana
A comienzos de noviembre pasado, la joven colombiana junto a su novio y sus 2 hijos, de 5 y 3 años, llegaron a la comuna de Saint-Aubin en Suiza. Un caserío apacible, rodeado por los majestuosos Alpes y bañado por un hermoso lago. Se trata de un lugar considerado el corazón del catolicismo suizo. Precisamente en ese poblado, el martes 7 de noviembre un comando elite irrumpió en su nuevo hogar para capturarla por presuntamente pertenecer a una célula terrorista de Estado Islámico.
La capturada se llama Ana Paula Echeverría González. Nació el 10 de septiembre de 1994 y tiene 23 años recién cumplidos, pero desde que tenía 6 vive en Suiza. A ese país llegó con su mamá, Luz María González, que la llevó junto con su hermano Juan Camilo, 4 años mayor. Ana Paula proviene de una familia humilde, agricultora, muy católica y con un espíritu viajero en el ADN. La mayoría de sus 8 tías y 15 primos han buscado futuro en otras naciones. Su padre, Álvaro Adolfo Echeverría, de quien no tienen rastro, “se ganaba la vida vendiendo rifas o loterías en casi todas las regiones del país, luego en Venezuela y todo parece indicar que ahora anda por Brasil”, contó a SEMANA una de las tías de la joven.
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Ana Paula nació en San Cristóbal, estado Táchira, Venezuela, cuando sus padres fueron a probar suerte en el vecino país. La pareja se separó y a los pocos meses de nacida la niña, la madre regresó a Colombia y se instaló en el barrio Buenos Aires, municipio de Yumbo, Valle del Cauca. Allí vive la mayoría de sus familiares, quienes durante décadas han trabajado en fincas cafeteras de Restrepo, un pueblo cercano al lago Calima.
En ese humilde barrio están los sueños y ahorros de Luz María. Allí, en una casa esquinera y con una obra paralizada, “intenta levantar una segunda planta que le genere una nueva renta. De su exmarido nunca más volvió a saber”, contó a SEMANA una de las primas de Ana Paula.
Rumbo a Suiza
Ana Paula pasó su infancia en ese municipio valluno y cuando tenía 6 años su mamá volvió a empacar maletas. Esta vez viajaron a Suiza, donde vivía una de sus tías maternas. Eligieron la ciudad de Lausana. Allí Luz María se ganaba la vida como empleada doméstica y conseguía el dinero para mantener a sus 2 hijos. En esa ciudad conoció a un portugués con quien inició una nueva vida en pareja, pero esa relación también se acabó unos años más tarde. “Ella hoy cuenta con una pequeña pensión que le reconoce el gobierno suizo”, contó a SEMANA una de sus hermanas.
Tanto Ana Paula como su hermano Juan Camilo terminaron sus estudios secundarios en ese país, pero no fueron a la universidad. “En la actualidad Juan Camilo se gana la vida como aseador en una terminal de transportes y alterna ese oficio con una de sus pasiones: la música”, afirmó uno de sus primos, quien además contó que tiene una orquesta de salsa llamada La Bohemia, con la que consigue algunos ingresos extra.
Ana Paula trabajó de mesera en un café-bar de Lausana. Varios de sus familiares en Colombia coincidieron en asegurar que en ese lugar conoció hace 4 años a Milutin Jakovljevic, un joven bosnio-croata de 27 años de edad, señalado de ser una de las piezas claves de la red terrorista detenida hace 2 semanas en Francia. “Fue amor a primera vista. Ella se enamoró de inmediato porque él es un hombre acuerpado, ojos de color y buen mozo”, contó a SEMANA una de sus primas en Yumbo.
La historia de Milutin y su familia es tan agitada como la de Ana Paula, con quien se fue a vivir al poco tiempo de conocerse y tuvo sus dos hijos. Él se crio con su madre y su hermano menor, ya que su papá murió en la guerra civil que fracturó a Yugoslavia. Llegaron a Suiza en 1993 y cinco años después consiguieron la nacionalidad gracias a que su mamá inició una nueva relación con un ciudadano de ese país. Milutin siempre soñó con ser un cantante, y llegó a tener su propio blog en el que se describía como “desempleado y rapero”.
SEMANA obtuvo el registro migratorio de Ana Paula. Allí se observa que desde que se fue a vivir a Suiza volvió a Colombia en cinco oportunidades entre 2009 y 2015. Sin embargo, sus familiares contaron a esta revista que solo en una oportunidad los visitaron. Ocurrió en marzo de 2015 cuando viajó con su primer hijo recién nacido para presentarles al padre y su nueva pareja, Milutin.
En Yumbo toda la familia quedó enamorada del bosnio, no solo por su aspecto físico, sino porque se mostraba como una persona calmada, decente y respetuosa. “En esos 20 días de visita ellos fueron muy alegres, paseaban mucho y continuamente nos invitaban a comer en la calle”, recordó una de las primas. La joven aprovechó ese viaje para someterse a 2 cirugías estéticas: senos y glúteos. “Y cuando llegó a Suiza se hizo otra para retocar su nariz”, aseguró una de las tías.
Otro pariente materno de Ana Paula relató que en una de las conversaciones con Milutin le preguntaron por todo el tema religioso y lo que estaba pasando en Europa con los musulmanes. “Dijo que era musulmán, pero no radical y respetaba las diferentes creencias religiosas”, recordó.
Cambio extremo
En la familia González aún no salen del asombro por la noticia de la captura de Ana Paula y, mucho más, por el señalamiento de las autoridades suizas de que haría parte de una célula de Estado Islámico. Sin embargo, no dudan en afirmar que terminó metida en semejante lío por culpa de Milutin, que pudo ejercer presión indebida para adoctrinarla de alguna manera. “Ella es muy noble, delicada, pero muy influenciable”, contó una de sus primas. Muchos de los familiares de la joven han desempolvado viejos álbumes en los que muestran las fotos que les enviaban desde Suiza, en donde se ve a Ana Paula celebrando la primera comunión, y en diferentes actividades con su madre y hermano. Para ellos, eso prueba el espíritu cristiano y bondadoso de esta mujer acusada hoy de ser parte de una célula terrorista islámica.
No obstante, las tías y primas de la joven reconocen que pocos meses después de la visita de la pareja a Yumbo empezaron a ver un cambio en su comportamiento. Inicialmente de Milutin y después de la propia Ana Paula. El joven bosnio comenzó a dedicar mucho de su tiempo a ver videos e intercambiar información sobre el yihadismo. En los primeros meses de 2016 renunció a su trabajo en una construcción, eliminó sus perfiles en redes sociales, se distanció de sus amigos y comenzó a asistir con mayor frecuencia a una mezquita en Lausana, que estaba en la mira de las autoridades locales por considerarla un centro de reunión de extremistas radicales.
Milutin extendió su cambio a su compañera Ana Paula, a quien obligó a renunciar a su empleo de camarera, a usar burka, le prohibió las redes sociales y aparecer en fotos o videos. “Era tan estricto con ese detalle, que muchas veces escuchamos en los videos cómo Ana Paula le alegaba a su mamá porque cuando los visitaba tomaba fotos o hacía videos dentro del apartamento donde ellos vivían”, recordó uno de los primos.
En una oportunidad, Luz María, la mamá de Ana Paula, y Milutin discutieron fuertemente por ese cambio de conducta y por la forma como este trató a su hijo de 3 años. Por cuenta de ese incidente, ella se alejó de la pareja y dejó de tener contacto con ellos durante un año. “Solo volvieron a hablar hace pocos meses cuando Ana Paula llamó a la mamá para invitarla a viajar a Suiza para conocer la nueva casa en Saint-Aubin y ayudarles con el cuidado de los niños. Pero al día siguiente de su llegada, le tocó vivir el drama de ver cómo la Policía arrestaba a su hija y se llevaban a sus nietos”, narró a SEMANA una de las tías de Ana Paula.
En efecto, la mujer viajó el pasado 6 de noviembre y la operación antiterrorista tuvo lugar 24 horas después. Las autoridades solo detuvieron en territorio suizo a Ana Paula. Su compañero, Milutin, y otros 6 hombres cayeron en Francia “El único mensaje que le ha hecho llegar Ana Paula a su mamá después de su arresto es que cuide a sus bebés”, contó otro familiar. Por ahora, los niños están en manos del Servicio de Protección Juvenil, una especie de ICBF suizo. La madre de Milutin, que tiene nacionalidad suiza, ha iniciado el proceso legal para exigir la custodia de los menores, mientras se define la situación judicial de los padres.
El caso de la joven colombiana y su compañero bosnio es bastante complicado. Después de los ataques terroristas de los últimos dos años, la mayoría de los Estados europeos, principalmente Francia y Suiza, han endurecido fuertemente las leyes para combatir el terrorismo. A tal punto que quien tenga una simple conversación o un mensaje en el que insinúe la posibilidad de cometer cualquier acto contra la seguridad corre el riesgo de que las autoridades lo detengan, e incluso de pasar varios años en la cárcel. En un giro del destino, Ana Paula pasó de ser una jovencita que soñó con un mejor futuro en Europa a ser hoy la primera colombiana vinculada con el temible Estado Islámico.
¿De qué los acusan?
Hasta ahora se conocen estos detalles de la investigación contra la colombiana, su novio y los demás integrantes de la célula terrorista.
Desde que las autoridades francesas y suizas anunciaron el arresto de la célula de 10 personas vinculadas con Estado Islámico, la prensa de esos países ha publicado algunos detalles del caso. La operación antiterrorista comenzó en junio de 2016 cuando las agencias de inteligencia detectaron la existencia de comunicaciones sospechosas entre los integrantes de la célula de Estado Islámico. Entre los detalles de esa investigación revelados por diarios como Le Figaro y Le Parisien, figura que los capturados se comunicaban por medio de la aplicación encriptada Telegram, considerada una red segura y por ello usada con frecuencia por los terroristas. “Era un grupo de personas que se comunicaban en redes seguras (…) y que hacían comentarios extremadamente violentos”, dijo François Molins, fiscal de París a Le Parisien.
“Las investigaciones han resaltado la existencia de un grupo de individuos, algunos de los cuales dicen ser partidarios explícitos de Estado Islámico, que compartieron el deseo de llevar a cabo acciones violentas en territorio francés”, dijo una fuente oficial al diario Le Temps.
La mayoría de los 10 capturados tienen entre 18 y 27 años de edad. Entre ellos, varios son hermanos como Sofiane y Yannis Ziari, y Benjamin y Jordan Lanvin. Uno de los detenidos ha captado la mayor atención de la prensa. Se trata de Frédéric Renet, de 65 años de edad, un militar retirado que prestó sus servicios en la Legión Extranjera. “Se convirtió al islam y se radicalizó”, cuenta un artículo de Le Parisien. De la investigación se conoce que los 10 integrantes del grupo se cruzaban varios tipos de mensajes para planear atentados. Según las autoridades, algunos de los capturados tenían contacto con las células que perpetraron el ataque de junio del año pasado en Niza, cuando asesinaron a 84 personas con un camión. Aún no se conocen las pruebas concretas contra la colombiana Ana Paula Echavarría. Pero sí se sabe que su compañero y padre de sus hijos, Milutin, utilizó redes para reclutar y convencer a un niño de 13 años de edad para cometer actos de terrorismo.Durante varios meses el menor, originario de los suburbios parisinos, planeó un atentado con cuchillo que nunca logró ejecutar. De acuerdo con el periódico francés L´express, Abou Ismaïl -su seudónimo en la red- estuvo comunicándose por medio de Telegram, hasta que el 20 de octubre pasado lo capturaron los servicios secretos franceses, al salir de su domicilio.
En los chats incautados aparecen mensajes de Ismaïl como “los hermanos que están en Dar al Kufr (tierra de paganos) actúen!!! Salgan con un cuchillo, apuñalen a los ‘kouffars’ (infieles), mátenlos como puedan. Actúen, realicen el ‘ghusl’ (la ablución) y recen, luego salgan, ‘bismillah’ (en nombre de Dios)”. Las autoridades solo dieron a conocer ls captura del menor -el más joven imputado por tentativa de atentado en Francia- varias semanas después, para poder desmantelar la red de contactos con los que habló, entre ellos Milutin, el compañero de la colombiana.