El papa Francisco llegará a Bangladesh, un país con un 90 % de población musulmana, en medio de una crisis humanitaria desatada con la llegada de más de 600.000 refugiados de la comunidad rohinyá que huyeron de la violencia en Birmania (Myanmar).
En una visita que comenzará justo después de viajar a Birmania, el éxodo rohinyá será un tema ineludible para el papa, que encabezará una gran misa y dos actos interreligiosos en los tres días que permanecerá en tierras bangladeshíes.
La del papa Francisco será la tercera visita de un sumo pontífice a Bangladesh, tras la que realizó en 1986 el papa Juan Pablo II y en 1970 Pablo VI, en lo que entonces aún era Pakistán Oriental.
Los tres eligieron el mes de noviembre para la visita, cuando las lluvias monzónicas amainan y las altas temperaturas dan un breve respiro con un descenso hasta niveles primaverales.
La Iglesia católica espera que unos 80.000 católicos de todo el país asistan el 1 de diciembre al principal acto de la visita: una misa con ordenación de 16 sacerdotes en el parque Suhrawardy Udyan, donde se encuentran varios líderes nacionales enterrados, en la populosa Dacca.
Los símbolos de la patria y la guerra de independencia con Pakistán en 1971, estarán presentes también en la primera jornada, con la parada obligada del papa ante el monumento por los mártires de la contienda y la visita al museo del Padre de la Nación, Bangabandhu.
Bangabandhu (“Amigo de Bengala”, en bangla) es el apelativo con el que se conoce a Sheikh Mujibur Rehman, primer presidente de Bangladesh asesinado en un golpe militar en 1975 y padre de la actual primera ministra, Sheikh Hasina.
El encuentro del papa con Hasina se producirá el 1 de diciembre, en una jornada en la que tiene previsto visitar la catedral, acudir a una casa para sacerdotes ancianos y encabezar un acto interreligioso y ecuménico por la paz en el jardín del Arzobispado.
Ese acto en el Arzobispado, en el que se espera la asistencia de unas 5.000 personas, tendrá una connotación especial, ya que fue el propio papa Francisco el que en octubre del año pasado nombró al primer arzobispo de Dacca, Patrick D’Rozario.
El sábado 2 de diciembre, el papa visitará la Casa Madre Teresa de Tejgaon, que ofrece ayuda a discapacitados mentales y físicos, y cuenta con cerca de un centenar de camas para los más necesitados.
Ese mismo día se reunirá con los sacerdotes, religiosos, consagrados, seminaristas y novicias en la iglesia del Santo Rosario y celebrará un encuentro con unos 10.000 jóvenes en la Universidad Notre Dame de Dacca, como último acto antes de regresar a Roma.
Bangladesh, país en el que un 90 % de sus 160 millones de habitantes son musulmanes, cuenta con minorías hindú, budista y cristiana (alrededor de un millón, de los que el 70 % son católicos) que se reparten el 10 % restante de comunidades no islámicas.
El país ha contando tradicionalmente con una comunidad musulmana moderada, pero desde 2013 Bangladesh ha sufrido una ola de atentados contra pensadores laicos, fieles de todo tipo de religiones, activistas y ciudadanos extranjeros que se intensificó en 2015.
Esa ola yihadista ha causado alrededor de 70 víctimas mortales, 22 de ellas en un asalto mortal a un restaurante de Dacca en julio del año pasado.
La violencia también ha golpeado a la comunidad cristiana, al resultar herido por disparos en noviembre de 2015 un misionero católico italiano, Piero Parolari, mientras que en junio de 2016 moría acuchillado un humilde comerciante cristiano, Sunil Gomes.
La portavoz de la Policía de Dacca, Soheli Ferdous, aseguró a Efe que el papa es una “persona honorable” y como tal están tomando todas las medidas de seguridad necesarias, similares a la visita de cualquier jefe de Estado. EFE