Hubiera querido escribir esta columna el próximo 4 de febrero cuando se cumplieran 6 años del peor derrame petrolero que haya vivido en toda su historia el primer estado petrolero de la nación, el estado Monagas. Esta historia ya la conocen mis lectores pero es propicio recordarla. Especialmente porque es el origen y razón que originó la persecución definitiva en mi contra.
Por allá por 2012, concretamente el 4 de febrero, siendo las 6:00 am, se reporta el derrame en el Complejo Petrolero de Jusepín, en un oleoducto ubicado a pocos metros del río Guarapiche (principal afluente de agua de Monagas, que abastece las principales poblaciones de la entidad). El equivalente a más de 200.000 mil barriles de petróleo se perdieron contaminando el río. La causa del derrame fue una fisura en la tuberÍa de 20 centímetros debido al abandono y cero mantenimientos de la mayoría de las instalaciones petroleras desde que la revolución asumió el poder. Asimismo, ese día no había Gerente de turno ya que se había ordenado por algunos directivos de PDVSA la asistencia con carácter de obligatoriedad a la marcha en Caracas para la celebración del golpe de estado del 4F. Los encargados de menor jerarquía que quedaron en la planta le enviaron numerosos mensajes vía telefónica a sus superiores informándoles lo ocurrido ya que en las primeras acciones la válvula que podía controlar el derrame estaba aislada sin funcionamiento.
Órdenes y contraordenes a distancia en las que no se atrevían a cerrar la válvula principal que dentendria el envío de crudo resultó con peores consecuencias en este desastre, un Mega descomunal derrame ya que 8 horas después aún caía petróleo directo al cauce del río. La máxima ineptitud y el encubrimiento y complicidad entre gerentes demuestra hasta donde son capaces de destruir para defender su corrupción.
Recuerdo que a pocas horas del suceso, sin haber controlado aún el derrame, me llamó el presidente de la República pidiéndome que no cerrara la Planta de Tratamiento del Bajo Guarapiche porque había que salvaguardar el buen nombre de la industria petrolera ante el mundo, asegurándome que el petróleo no llegaría a Maturín.
Con la responsabilidad de la investidura que ostentaba como gobernador de un estado de un millón doscientos mil (1.200.000) habitantes, de los cuales setecientos cincuenta mil (750.000) están en la ciudad de Maturín, no me conformé con no seguir las nefastas instrucciones sino que pedí asesoramiento a los decanos de las distintas escuelas de petróleo de las universidades nacionales, así como a expertos en materia petrolera y todos, absolutamente todos me dieron la misma respuesta: el petróleo tiene 46 componentes químicos de los cuales 16 son venenosos, por lo que recomendaban la paralización de la planta potabilizadora para evitar el consumo de agua contaminada por parte de la ciudadanía. Sin dudarlo, hice lo que me recomendaron los catedráticos y científicos en la materia y paralicé el suministro de agua a la capital, decidí a favor de los monaguenses, lo cual fue asumido por el gobierno como un acto de insurrección imperdonable que me convertiría en “polvo Cósmico”. Y le doy gracias a Dios por aquella decisión pese a las consecuencias ya que a las pocas horas el petróleo estaba en las inmediaciones de la planta de agua. Hoy en día no podría estar con mi conciencia tranquila si hubiera obedecido aquellas irresponsables instrucciones.
El 06 de febrero, dos días después de haberme revelado contra la más abominable instrucción, sufrí un atentado que dejó como resultado dos muertos (uno de mis escoltas, padre de 3 niños, y un delincuente) y comenzó la persecución sin cuartel de mi equipo de gobierno, familiares y amigos. Allanaron la Policía del Estado Monagas, con más de tres mil trescientos (3.300) agentes, casi todas las dependencias de la Gobernación, golpearon algunos de mis directores, persiguieron a mi familia, confiscaron la finca de mi familia con más de ciento veinte (120) años de tradición familiar, allanaron la inmunidad parlamentaria de la ex diputada María Mercedes Aranguren por ser persona de mi confianza y todavía hoy con cinco años de exilio, he sido víctima de 2 intentos de secuestro por parte funcionarios de la policía política venezolana actuando ilegalmente en territorio extranjero. Nunca se han cuantificado los daños ambientales allí sucedidos, la fiscalía ambiental y el ministerio del Ambiente echaron tierrita y apañaron este ecocidio que aún hoy en día genera consecuencias terribles en la región.
No obstante, siempre he creído en la justicia divina y hoy con beneplácito confirmo que aunque a veces tarda, la justicia de Dios es implacable y siempre llega. Hugo Chávez, tras desear verme convertido en polvo cósmico, se encuentra en la quinta paila del infierno llevando candela de la linda y Orlando Chacín quien fuera el jefe de PDVSA – Oriente quién despreció la vida de cientos de monaguenses, hoy está preso por malandro, corrupto y delincuente. En cuanto a Eulogio del Pino, quien para la época del derrame era Vicepresidente de PDVSA y buscó ridiculizarme fingiendo beber un vaso de agua tomada directamente del Río Guarapiche, los mismos medios que reseñaron su acto de arrogancia hoy lo retratan en el momento en que le ponen las esposas acusado de corrupción. Solo cuando caen en desgracia en las bandas internas es cuando les sacan los trapos que otros hemos visto y denunciado en su momento.
En medio de tanta corrupción e intereses personales por el poder y los privilegios, las mafias rojas han entrado en conflicto. Rafael Ramírez, el intocable y plenipotenciario Ministro de Petróleo y Presidente de PDVSA y hasta hace un par de días, Embajador de Venezuela ante la ONU, fue destituido por el régimen y espero que en los próximos días les pongan los ganchos no solo para que purgue todos los delitos cometidos, sino para que confiese todos los guisos del Régimen y termine de hacer caer el imperio del terror y la manipulación al que el Cartel de los Soles, somete a los venezolanos.
Se matan entre ellos diciendo que sabían sus malas mañas pero no las denunciaban por no malponer a la mafia. Ahora dirán que se están enterando del segundo mayor desfalco, en CADIVI y se horrorizaran por tanto compatriota beneficiado con dólares preferenciales y el enlace de esto con las compras de alimentos a sobreprecio. Esta precampaña presidencial dará para todo, para fingir que se dan golpes de pecho, para “dialogar” y repetir lo que muchas veces vimos: actos de falso arrepentimiento para ganar compasión y el favor de los venezolanos.
Este narcogobierno ha destruido miles de familias y ha posicionado en Venezuela en los ranking más negativos del mundo (más inseguridad, más inflación, más corrupción…) por lo que espero que mi Dios los mantenga en la lista de prioridades de su justicia divina y me dé vida y salud para ver al último que queda y al que más daño le ha hecho a la nación colocando el 70% de la droga del mercado internacional, me refiero al capo, narcobandolero internacional, Diosdado Cabello Rondón.
Viendo la vorágine roja que se avecina, seguiré desde mi particular cárcel del exilio, dando la pelea con lo único que me queda MI PLUMA y MI PALABRA.
José Gregorio Briceño Torrealba
“El Gato” Briceño