Una serie de destellos brillantes alrededor del estadio Silverdome de Detroit, Estados Unidos, emitieron docenas de columnas de humo para dar inicio a la demolición de la estructura; sin embargo, no fue así.
Mientras el humo se disipaba, el famoso Silverdome seguía de pie. Las explosiones ocurrieron el domingo 3 de diciembre a las 8:30 am (hora local), pero no fueron suficientes para tumbarlo.
Un funcionario en el sitio del Silverdome dijo que la implosión no ocurrió de acuerdo con el plan. “Los explosivos se colocaron en cada una de las vigas de acero que sostienen el anillo superior del estadio. Se suponía que las explosiones rompería las vigas y provocarían que el colosal anillo se derrumbara, pero no fue así”, destacó.
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