La escasez de fórmula y la desinformación respecto a la lactancia materna han llevado a muchas madres a alimentar a sus bebés con leche entera, agua de pasta y, en ocasiones, a administrar alimentos sólidos antes de la etapa en que correspondería, lo cual trae consecuencias a la salud del bebé, reseña El Universal.
Claudia Cristina Sánchez, pediatra, explica que darle lecha entera o bebida láctea a un niño menor de un año podría traerle alergias, enfermedades gastrointestinales y hasta problemas en los riñones.
“El lactante tiene ciertas condiciones fisiológicas que no tiene un adulto, una de ellas es que la capacidad de la filtración renal es menor. La de un bebé es de 20%, a medida que crece aumenta, pero mientras el riñón trabaja mucho más lo que pudiera ocasionar un daño. Igualmente un bebé no metaboliza la leche entera igual que un adulto por lo que también puede haber daño en los intestinos, además de diarrea y producir alergias”, comenta.